Días atrás, les comentábamos que BBVA había decidido, entre otras medidas cerrar temporalmente unas 500 sucursales, como parte de sus proyecto estratégico de reducción de costes.
Sin embargo, y mientras pide a los sindicatos el cierre de las oficinas los sábados en España, ha decidido invertir unos 900 millones de dólares (648 millones de euros) en dos nuevas sedes de su filial en México.
Como cortina de humo, la entidad ha salido a comunicar que mientras endurece sus decisiones en su casa, generará 14.000 puestos de trabajo directos e indirectos durante su edificación en México.
Este megaproyecto que se plamará en dos edificios, faraónico para estos momentos de crisis, estará terminada en 2012, será la nueva sede de BBVA Bancomer en Ciudad de México, y albergarán a 4.500 empleados cada uno.
Según palabras de Francisco González, México es un mercado clave para el BBVA Bancomer «que tiene un magnífico presente y un futuro prometedor con un gran potencial de crecimiento». Añadió que el banco «apoyará el desarrollo del país y permitirá el acceso a servicios financieros de muchos millones de familias y pequeñas empresas mexicanas».
Mientras los banqueros se llenan la boca con palabras, ¿no parece más atinado en lugar de gastar millones de euros en edificios, invertir ese dinero en financiación para sus clientes? ¿Se justifica semejante despilfarro de dinero en este momento de difícil acceso al crédito para miles de familias?
Una vez más, la banca y sus clientes transitan por caminos opuestos…
