Bélgica sigue sin gobierno, está por batir el récord de días de un país europeo sin gobierno, lleva en esta situación casi 210 días y esta semana superará a Holanda que poseía la marca de 208 días sin gobierno durante 1977.
Pero me pregunto, ¿a alguien le importa esto? ¿ La Unión Europea está preocupada por esta situación? ¿Por qué solo son graves los problemas económicos de alguna de las economías mundiales y de otras no?
La situación de Bélgica es por lo menos curiosa e inquieta su inestabilidad política. Si esta situación se diera en algún país de Sudamérica sería escandalosa, pero cierto ahora hay otras cuestiones más graves que atender.
Repasemos un poco, como llegamos al estado actual, después que en abril pasado dimitiera por tercera vez su primer ministro. Bélgica se encuentra dividida entre su comunidad flamenca, en la región rica del norte y de lengua holandesa, y la valona del sur, menos próspera y de lengua francesa. En esta ocasión la crisis se perfila más grave que en 2007.
El problema esta vez se inició por la incapacidad de alcanzar un acuerdo entre flamencos y valones en el distrito bilingüe de Bruselas-Hall-Vilvorde, compuesto por la capital y 35 comunas en Flandes. Los flamencos quieren poner fin a los derechos lingüísticos y políticos de los 150.000 francófonos que habitan el distrito, amparándose en la uniformidad territorial.
En junio pasado se efectuaron elecciones anticipadas, pero la imposibilidad de formar un gobierno de coalición, impidieron su asunción. Desde esos comicios, el rey Alberto II, uno de los pocos elementos de unidad entre los belgas, ha encargado cinco misiones de «conciliación», «mediación», «pre-formación» y «clarificación» para tratar de acercar posiciones entre los partidos, con resultados adversos.
Preocupa y mucho que Bélgica tenga una deuda pública que alcanza casi al 100% de su Producto Interno Bruto (PIB) y la agencia Standard & Poor’s ya advirtió que podría rebajar su calificación si el país sigue en la situación actual.
Imagen: guiadeposgrados