Todo los días nos despertamos con nuevas sorpresas en el mundo de las finanzas. Ahora, dos grandes de la banca estadounidense, e insignias del poderío financiero han vuelto a ser noticia, y no precisamente de la buena.
Citi, tambalea y empieza a mostrar signos de debilitamiento, aunque tiempo atrás era uno de los tres bancos más grandes del mundo. Luego de exponer públicamente pérdidas por 8.290 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2008 y de 18.715 millones de dólares (unos 14.170 millones de euros) en todo el ejercicio hace pensar que este será uno de sus año más difíciles y ya ha anunciado la división de sus negocios en dos.
La entidad ha decidido separar la banca tradicional, que incluirá el sector de inversión, dentro del nuevo Citicorp, mientras que el resto de negocios, que agrupará los activos tóxicos, créditos al consumo y diversas actividades controvertidas, lo harán dentro de Citi Holdings.
Sin embargo, uno de sus competidores más fuertes, Bank of America, luego de convertirse en la entidad financiera más grande de EEUU, ha tenido que pedir ayuda, y fue uno más de los bancos rescatados por el Tesoro estadounidense con 138.000 millones (unos 105.000 millones de euros).
La compra de Merrill Lynch, no ha logrado tapar su situación delicada, aunque para los flashes de la prensa parezca una entidad sólida que adquiere a sus competidores. El Tesoro tuvo que salir a inyectarle 20.000 millones de dólares a cambio de acciones preferentes de la entidad, que deberá pagar intereses con una tasa del 8%.
En una especie de extorsión nutua, Bank of America y el Estado que ahora administrará Obama, cruzaron una serie de intimaciones. La más dura, la expreso la entidad financiera, que amenazó con deshacer la operación de compra de Merrill Lynch si no recibía nuevas ayudas.
En respuesta a la delicada situación, no sólo recibió esta ayuda, sino que también consiguió que el Gobierno le avalará activos tóxicos por 118.000 millones de dólares provenientes del Merrill Lynch (105.000 millones de euros).