No es más feliz el que más tiene sino el que está satisfecho con lo que tiene. Y con lo que es. Debemos liberarnos de la creencia de que tener más cosas nos hará más felices. No es cierto. Hay muchas cosas maravillosas que no son objetos y son gratis. La envidia es un mal muy español, y aunque no nos convenga o no nos haga falta, tendemos a hacer o querer lo que hace o quiere el vecino o el personaje de moda, en lugar de concentrarnos en lo que nosotros queremos y podemos.
Si a esta idea le quitamos todo lo que pueda oler a conformismo, resignación y perpetuación de situaciones negativas en la inactividad de quien no sabe buscar soluciones ni lo intenta, habremos adelantado mucho. Porque conformarte con lo que eres y tienes no es conformismo sino conformidad. Porque aceptar de buen grado tu posición y buscar soluciones creativas para cambiarla y mejorarla no es resignación sino adaptación, para lo que es necesario un buen diagnóstico con el que conocer cuál es tu punto de partida, e ideas claras para saber a dónde quieres llegar de forma realista. Porque, en definitiva, ser feliz con lo que tienes y con lo que eres no significa anclarte en tu situación actual a perpetuidad, sino ir evolucionando aceptándote, con una visión positiva de las cosas.
Ahora bien, demasiadas veces nos dicen esto de que no es más feliz el que más tiene sino el que está satisfecho con lo que tiene, para adormecernos, para que nos resignemos y para que no molestemos. Y es que quien quiere mejorar de forma positiva, sin reivindicaciones frustrantes, sino con su propio empeño y emprendimiento, sin la cultura de que me lo den todo porque tengo derecho a ello, sino porque lo consigo yo porque estoy empeñado en ello, puede llegar a ser molesto para quienes están apoltronados en la posición predominante, sin intención de compartir.
Las generaciones más jóvenes, pero también las de mayor edad, deberían aplicarse la historia, para escribir el plan de su vida unos y cambiar el rumbo otros.