Que no digan que el presidente Mariano Rajoy es inocente en cuanto a la reforma laboral ya que por más que fuera por un gafe con un micrófono abierto en el que se le escapó la sincera frase «La reforma laboral me costará una huelga», sabe que no será aceptada y que trae consigo medidas no favorecedoras y tal vez ni siquiera contribuyan sustancialmente a reducir el paro. Mientras que los empresarios con la tijera en mano para recortar plantillas en 2012.
Mariano Rajoy el nuevo presidente del gobierno español se descuidó en medio de la charla con los líderes de Holanda y Finlandia, el primer ministro holandés, Mark Rutte, y el finlandés, Jyrki Katainen, en el Consejo Europeo, y entre comentarios pronunció la famosa y sincera frase. Además de agregar que por si fuera poco falta lo «más duro», lo que conllevará esta nueva reforma del mercado laboral es coste político que aún no sabe medir todo depende de cuales sean esas medidas.
Entre otros comentarios se refirió a que el déficit de 2011 superó el 8% del Producto Interior Bruto (PIB) desmintiendo el 6% del Gobierno de Zapatero, además de significar una diferencia de 20.000 millones de euros.
Pero lo más sincero que se le escuchó aunque fuera del discurso oficial es que «la reforma laboral nos va a costar una huelga», lamentablemente es la única vía que ve el Gobierno para salir del pantano en que se encuentra el mercado laboral si bien las estadísticas dicen que las últimas huelgas generales fueron en el gobierno de Zapatero por la reforma laboral que aplicó y una más peor por la ola de recortes y plan de ajuste.