Con las vacaciones y las visitas turísticas, se hacen compras estúpidas que a largo plazo no sirven de nada, solo para vaciar tu bolsillo. Cada año compramos sillas nuevas, juguetes nuevos, palas de playa nuevas, chanclas, libros, una lista interminable. La mayoría de estas cosas se usan un rato, y aunque sean baratas, si sumamos una igual cada verano, puede suponer hasta 100 euros. Es importante guardar las cosas de la playa de una año a otro, sobre todo si tenemos trastero o casa en la playa.
Cuando llega el calor, y las visitas a la playa, no estamos lo suficientemente preparados en lo que a vestimenta se refiere. El paseo de casa a la playa bajo un sol abrasador requiere un calzado cómodo, que sirva tanto para la calle como para la arena. Ir sin calcetines es vital, y por eso desde hace unos años se han puesto de moda los zuecos de goma. Esta será la primera de las cosas que has comprado y que no deberías haber hecho.
Calzado de goma
Esa especie de chancla- zueco que se encuentra en todas las tiendas asiáticas y en las zonas de playa, para niños y mayores. Si, son unas zapatillas cómodas y baratas que no requieren el uso de calcetines, pero que realmente son una mala opción. El ser de goma y estar cerradas, hace que los pies tengan más «calor» que de costumbre, y que no sean especialmente buenas para el pie. Lo mejor, unas sandalias/chanclas de toda la vida, con sujeción para los más pequeños, y que dejen el pie al aire.
Gafas de sol baratas
Esta sin duda es una de las peores compras del verano. Muchos deciden comprar unas gafas de 20 euros para no estropear las buenas en la playa, pero lo que estas estropeando de verdad son tus ojos. Las gafas de plástico son muy dañinas a la luz solar, se derriten cuando pasan 25 minutos, y la patilla se rompe a los dos días. No es necesario gastarse 100 euros en unas gafas con buenos cristales. En las ópticas aconsejan el uso de gafas con buenos cristales y que no tienen porque superar los 40 euros.
Souvenirs
Cuando visitamos un sitio nuevo, somos el objetivo de las tiendas de souvenirs. Bolas de nieve, imanes, postales… cualquier recuerdo para llevar a la familia. Normalmente estos artículos son bastante caros, y muchas veces es aconsejable, en la medida en la que se pueda, llevar algún alimento típico, como una tarta de Santiago, o unos dulces típicos. La mayoría de los souvenirs que se compran acaban al fondo de un cajón o en la basura al cabo de los años.
Comprar un libro absurdo
Cuando estamos en vacaciones, dejamos también de lado la «buena» lectura. La época veraniega es una de las mejores para la venta de libros del tipo » como ser mejor en 10 pasos», » cómo volver al trabajo después de vacaciones» o títulos por el estilo. Una buena lectura le ayudará a disfrutar más de las vacaciones, ya que la mayoría de estos libros nos hacen recordar el trabajo y la vuelta de vacaciones mucho más que uno de historia o de intriga.
Cámaras de fotos desechables
¿Quién no ha comprado alguna vez una cámara de usar y tirar? La verdad, con las cámaras que tienen los móviles hoy en día, es una tontería comprarla. las fotografías salen borrosas, con mala calidad, sin flash, oscuras, y es una bonita forma de tirar el dinero. Lo mejor, usar la cámara del móvil o llevar una cámara pequeña no necesariamente de 200 euros.
Altavoces para la playa
En las grandes superficies y centros comerciales, ponen a la vistan de todos altavoces no muy caros para llevar a la playa o a nuestro lugar de destino. Ocupan sitio en el coche o en la maleta, molestan a los demás «playeros» si lo ponemos a todo volumen, ni hablar de lo que cuesta llevarlos hasta allí, las conexiones no siempre funcionan, y luego lo usamos dos días con tal de no llevar más trastos a la playa. En resumen, una mala opción.
POOOOOOOOOOOOO Ziiiiiiiiiiiiiiiiiiiii te guzta ati me guzta a miiiiiiiiiiiii
Las cámaras desechables no son siempre una mala opción. Las desechables acuáticas son la mejor opción para la playa ya que no las afecta ni la arena ni el agua. También por esto son buenas para cualquier tipo de actividad en el agua. Evidentemente también existen cámaras digitales resistentes al agua, pero su alto precio hace plantearse si compensa su adquisición para usarlas una vez al año.