Gran Bretaña está viviendo su peor año en mucho tiempo. El coloso de Europa, madre del imperio y potencia colonial parece sucumbir frente a los embates de una crisis económica que está llevando más que preocupación.
Aumento del desempleo, caída en las ventas, menor poder adquisitivo, medidas de socorro del Estado y bancos en jaque hacen tambalear una de las economías más importantes de Europa.
Y en medio de la unificación monetaria, el sello distintivo de la Gran Bretaña, fue, es y será su moneda, la Libra. Una de las razones de orgullo de los británicos ha sido la potencia de su divisa que en todo momento se ha posicionado de forma dominante sobre el dólar y el euro. Sin embargo, por estos días está viviendo sus momentos más difíciles.
A la recesión se le ha sumado la caída del valor de una libra esterlina que poco a poco ha dejado de ser la súper divisa. Por ejemplo, en mayo de 2000 se cambiaba a 1,74 euros, y ahora naufraga en 1,1084 euros.
Muchas, aunque parezca increíble, pasan sus horas en Londres preguntándose si no es tiempo de ingresar en el mercado único del euro, y quienes parecen más que interesados son los italianos, que se encuentran a la expectativa que les permita recuperar entre 2009 y 2010.
Una de las medidas que el resto de Europa evidenciará es la menor entrada de británicos al continente, con una disminución significativa de viajes, compras y gastos, ya que la pérdida del valor de su moneda ya no es negocia para desembarcar en las tiendas europeas.
Tal vez, sea tiempo de aprovechar la debilidad de la libra y aprovechar las ofertas de las majestuosas tiendas londinenses.