Es una flor en el asfalto. Una flor en mitad de la nada. Pero es una flor. Con su color y su aroma ha surgido entre la frialdad e indiferencia de la piedra. Y si ha surgido una…¿por qué no pensar que pueden surgir más? Desde hace algunos días alguien ha abierto la ventana y un aire fresco nos trae el color de la ética y el aroma de la dignidad a esta piel de toro enfangada, desde hace ya demasiado tiempo, en el engaño y en la desidia.
Y este aire fresco que recorre esta piel de toro enarbolando tan solo una bandera, la de la dignidad, viene cargado de razones. Frente a las mentiras y al «más de lo mismo» de los de siempre, de esos que han llenado de corrupción, por activa o por pasiva, el mapa político. Frente a los políticos, que han dejado tiradas a las clases trabajadoras de este país a los pies de los caballos de la gran banca y de una macroeconomía insensible y alejada a las verdaderas necesidades de los ciudadanos y ciudadanas. Frente a la clase política que mientras blinda su presente y su futuro con unos privilegios insultantes condena a la mayor parte de la población a la ansiedad de un presente detestable y de un futuro incierto. Esa misma clase política que ha convertido este país en el plató de «Los lunes al sol», con cinco millones oficiales de parados y un 45% de desempleo juvenil. Frente a la banca usurera que ha usado el dinero de todos para enjugar las pérdidas de sus activos tóxicos, esa misma banca que declara beneficios millonarios mientras condena a las pequeñas y medianas empresas y a las familias al ostracismo y la angustia que conlleva la falta de liquidez. Frente al escándalo y acción criminal que supone que la gran empresa y la banca usurera reclame constantemente a sus siervos políticos más y más recortes sociales (sueldos cada vez más bajos a pesar de su pérdida constante de poder adquisitivo desde hace años, recortes en las pensiones, mayores obstáculos para acceder a las pensiones de jubilación, endurecimiento de las condiciones para acceder a los subsidios, recortes en los servicios públicos, facilitando y abaratando el despido, privatizando empresas públicas,…) mientras declaran unos beneficios por empleado insultantes. Frente a la mentira, la intoxicación y la irracionalidad que supone presentar estas reformas como inevitables e incluso beneficiosas, mentiras que tan solo esconden el intento de legitimar el expolio a que se está sometiendo a la sociedad española.
La poesía de León Felipe habla de la injusticia. De la necesidad de transformar el mundo y convertirlo en digno de ser vivido, contado y cantado. La poesía de León Felipe habla del ser humano, de su necesidad de enfrentarse a la adversidad con dignidad. Y habla también de la necesidad de enfrentarse a la mentira, a la obligación de no dejarnos engañar con más cuentos. Y de eso, de cuentos o mentiras, hemos tenido demasiados en estos últimos tiempos. Por eso, esta Spanish Revolution viene con, al menos, una poesía de León Felipe, bajo su bandera:
Yo no sé muchas cosas, es verdad
Digo tan solo lo que he visto.
Y he visto:
Que la cuna del Hombre la mecen con cuentos
Que los gritos de angustia del Hombre los ahogan con cuentos
Que el llanto del Hombre lo taponan con cuentos
Y que el miedo del Hombre ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos
Y me sé todos los cuentos
Precioso, un lento y gran abrazo.