Como todo lo que viene prometiendo, o bien, anunciando, lo ha cumplido, confiamos en que el pedido del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, a los miembros de la Unión Europea sobre la creación de un ministro de Finanzas comunitario, se haga realidad en poco tiempo.
A su vez, el director de las finanzas europeas planteó la idea y posibilidad de dotar a las autoridades europeas de mayor autoridad en los países que van, como dijo textualmente, «por el mal camino». ¿Incluirá a España? Pues yo creo que sí, porque el buen camino para una tasa de paro cercana al 20%, con indignados en protesta hace más de 3 semanas no hablan de un país que vaya «por el buen camino«.
En palabras de Trichet preguntó lo siguiente: «¿Sería demasiado atrevido, en el campo económico, con un mercado único, una moneda única y un único banco central, imaginarse un ministro de Finanzas de la Unión?«.
Así crearíamos más empleos públicos, porque de seguro que el ministro no estará solo, y Europa tendría a alguien que dirija la orquesta de las finanzas día y noche. Y menos mal que a continuación, Trichet aclaraba que no tiene que ser necesariamente un ministro que gestione un gran presupuesto federal, sino un ministro que tenga responsabilidades directas en tres áreas:
- Vigilancia de las políticas fiscales
- Vigilancia de la competitividad
- Representación de la unión en las instituciones financieras internacionales
Además, podría ejercer todas las responsabilidades típicas de los poderes del Ejecutivo en lo que se refiere al sector financiero integrado de la unión, con el objetivo de ayudar a la total integración de los servicios financieros.
Pero tengamos cuidado, porque dentro de poco Trichet no estará más al mando, cuando su mandato al frente del instituto emisor europeo finalice el próximo 31 de octubre, ¿se postulará él como ministro? No lo creo, pero seguro que alguien ocupará ese lugar para poder mantener una política similar a la que ya se venía aplicando y que el cambio de presidente del BCE no sea tan radical.
Por otra parte, parece que fue un día de inspiración para el directivo, sugirió crear un plazo dividido en dos etapas para los países con problemas. En concreto, una primera etapa está justificado que se aporte ayuda financiera en un contexto de un fuerte programa de ajuste, dejando la oportunidad de arreglar la situación por sí mismos y de restaurar su estabilidad.
Tras la primera etapa, si un país no cumple, todo el mundo estaría de acuerdo en que la segunda fase debería ser distinta. Ahí es donde planteó dar a las autoridades de la zona euro mayor voz y voto y autoridad en la creación de las políticas económicas de un país, «si va por el mal camino».
De ocurrir esto, se cambiaría radicalmente el actual sistema de gobernanza basado en la vigilancia, las recomendaciones y las sanciones.
Por mi parte, la intervención en la economía de organismos supranacionales, es un hecho terrible y anti soberano. En mi parecer, mantener el sistema actual, con sus pro y contras, sería lo mejor que podría hacer nombren o no un nuevo ministro de finanzas.
Imagen: Financialred