La salida de la crisis de los estadounidenses no parece haber sido clara. Ahora, se encuentra frente a una nueva crisis inminente de deuda que podría desencadenar una nueva recesión. Esto trae, como primera consecuencia, peligro en sus inversiones en el mercado bursátil y derribaría la confianza en la economía más poderosa del mundo.
Frente a un plazo que vence en agosto para elevar el límite de deuda del país o afrontar las consecuencias, el clima es tenso en el país, aunque su pueblo aún no lo comprende, o realmente, está tranquilo.
Ciertas advertencias en general apuntan a que los «mercados financieros cundirían al pánico«, tal como indicó el presidente de la Comisión Presupuestaria de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, lo cual llevaría al derrumbe en la capacidad del país para solicitar préstamos y lanzaría al Gobierno a un «precipicio de crédito»; algo que sería impensado en un país que sostiene la actividad económica mundial.
Asimismo, no solamente es la deuda el problema que azota a Estados Unidos, sino la presencia de una crisis fiscal abrupta, donde los inversionistas podrían deshacerse de los bonos estadounidenses lo que llevaría al Gobierno a pagar tasas de interés mucho más altas. Claro, esto traerá aparejado recortes al gasto y aumentos fiscales mucho más severos que si se evitara la moratoria.
Se espera que el Gobierno de Barack Obama no permita que los estadounidenses de clase media posean toda la carga para romper el punto muerto sobre el límite de la deuda nacional. Aunque, bien sabemos que, siempre sucede que el pueblo es quien paga las malas decisiones políticas y económicas.
Así, se encuentra en tratativas un plan de reducción del déficit, que está pendiente de aprobación por parte del legislativo.
El tema se complica, dada las discrepancias entre ambos partidos: los demócratas dicen que un acuerdo de reducción del déficit debe incluir aumentos de impuestos o eliminar las exenciones, mientras que los republicanos quieren grandes recortes en el gasto público e insisten en no aumentar los impuestos.
Sin embargo, el problema se agranda, porque parece ser que las compañías se encuentran sacando su dinero del país, para colocarlo en otra parte. Tal es así que vemos a Microsoft, que ha sacado unos 29,000 millones de dólares; Google, que se llevó 17,000 millones, y Apple, con otros 12,000 millones de dólares.
Según se estima en base a datos oficiales, dichas firmas tienen unos dos billones de dólares en bancos e inversiones.
Estas empresas, además de afectar la tasa de interés del país, reduciendo dinero que pueda estar en reservas, son las que luego presionan por privilegios a cambio de invertir en el país para crear empleos… lamentable.
Entonces, nos encontramos con una situación de endeudamiento muy alto para Estados Unidos, y con una baja en las inversiones importante, lo que puede colapsar nuevamente en una recesión y crisis de deuda. ¿Podrá Obama salir adelante?
Imagen: Financialred