Todos los años se repite la misma historia. Muchos inversores esperan un último empujón a los mercados de renta variable. Algún incierto agente, con ganas de maquillar los resultados de sus carteras compraría para cerrar el año algo mejor. Este año parece que el rally de final de año está saliendo rana.
Los mercados cerraron la semana con un sentimiento negativo. La inflación está disparada en los Estados Unidos y en Europa. Se trata de presiones inflacionistas exógenas, es decir, causadas por la subida del precio del petróleo, otras materias primas y alimentos. Simultáneamente se ha acordado una acción concertada de los bancos centrales para prestar dinero con facilidad para que el mercado monetario no se colapse. En resumen, tenemos por un lado presiones inflacionistas, y por otro presiones deflacionistas, una situación impensable hace pocos meses. Mientras los bancos centrales ejercen de creadores de mercado e intentan dar contrapartida para que no se genere un colapso del sistema, no pueden tocar mucho los tipos por el problema de la inflación. Alan Greenspan, el antiguo presidente de la FED ha hecho unas declaraciones que parece que tienen sentido común, los procesos de euforia y pánico, las burbujas, son difícilmente controlables y entran en la naturaleza humana. Alan echa balones fuera de aquella época en la que se prestaba a todo el mundo para comprar su inmueble pero, quizás lo más llamativo de lo que dice, es que los bancos centrales no son omnipotentes y no pueden controlar los tipos de todos los plazos.
Al final el panorama se caracteriza por un precio de la energía muy alto que contrae el consumo, mientras que los bancos centrales no pueden bajar los tipos para animar las cosas. La jugada de las intervenciones concertadas tampoco ha sentado bien al mercado, el resultado final es que el dólar sube y es que el sentimiento es que los tipos se quedarán como están.
Y así estamos, con las empresas ligadas al consumo bajo riesgo, el sector financiero norteamericano cayendo fuerte y con otras cíclicas también bastante débiles.