No por muy acostumbrados que estemos deja de sorprendernos que en un proceso de integración de diferentes naciones, como es la Unión Europea, y más concretamente, el Euro, sean dos países, como Francia y Alemania, los que marquen las pautas a seguir por el resto, algo que crea una clara asimetría en la toma de decisiones genéricas. Pero así es como está montado el negocio, y así es como ha vuelto a suceder esta semana.
La reunión bilateral entre Sarkozy y Merkel, entre Francia y Alemania, ha vuelto a dejar claro quien manda en la zona Euro, y ha marcado la agenda para el resto de países en los meses venideros, con dos puntos clave: unión económica real y techo de gasto fijado constitucionalmente.
Por un lado, tanto Francia como Alemania han decidido que debe de haber una unión económica total, con una decisión única, la que salga de los Consejos de Presidentes y Jefes de Estado de los países de la Unión que deberán celebrarse no menos de dos veces al año. ¿Del Eurobono?, de momento no hablamos, que no interesa por lo que se ve. ¿Y de la integración política total?, lo dejamos para después.
Y, por otro lado, Merkel ha conseguido contentar a su electorado metiendo la obligación de que cada país miembro introduzca en su constitución un artículo que fije el techo de deuda de las administraciones, con lo que Alemania se quita ese complejo permanente de que ellos sí hacen los deberes mientras que los vecinos del sur despilfarran el dinero.
En definitiva, todos bailaremos al son que nos marcan Francia y Alemania, porque siempre ha sido así y siempre así será.