El Tribunal Constitucional alemán ha desestimado el recurso de inconstitucionalidad que había recibido sobre el rescate a Grecia por parte de la Unión Europea lo que da luz verde para que éste se ejecute de la manera estipulada por los acuerdos de la Unión Europea, a falta de que se pueda recurrir su fundamento ante la propia Unión Europea.
Y es que uno de los argumentos se basa en que este rescate no cumple la reglamentación y la legislación de la Unión Europea, por lo que todavía faltaría que los tribunales comunitarios den luz verde al rescate, algo que parece evidente a juzgar por la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional alemán.
Por otro lado, el Gobierno alemán todavía tiene que salvar el escollo del Parlamento ya que no parece contar con los apoyos necesarios como para sacar adelante la propuesta del rescate, ante la negativa de una parte importante de la cámara, parte de ella dentro de su propio partido.
Esta tardanza en la implementación del rescate ya ha aprobado está generando grandes incertidumbres en los mercados, provocando que las dudas generadas se repercutan directamente en la caída de las bolsas y en los incrementos de los ataques especulativos a las economías menos fuertes, como la española o la italiana.
Se demuestra así la necesidad de una política fiscal común en la Unión Europea con un organismo con poder ejecutivo que pueda tomar las decisiones de manera más rápida y eficaz y conseguir sacar adelante este tipo de políticas solventando así cualquier duda que se pueda generar en los mercados internacionales.
Pero los gobernantes nacionales no están dispuestos a perder su cuota de poder en favor de un gobierno supranacional dentro de la Unión Europea, lo cuál supone un impedimento demasiado grande como para poder pensar que algún día pueda llevarse a cabo tamaña obra, en especial con la mediocridad de los políticos actuales.
Y es que si en el génesis de la Unión Europea estuvo el sacrificio de los gobernantes nacionales que decidieron perder una cuota de poder en favor del interés común, en estos momentos ese sacrificio ha desaparecido porque todos parecen mirar el corto plazo como la única alternativa real, lo que les está llevando a parchear los agujeros con los que se van encontrando sin apostar definitivamente por una solución mediante una estrategia política en serio.
Por ello no podemos sino ser pesimistas ante el futuro de la Unión Europea, ya que sin una política fiscal común el Euro no puede seguir sobreviviendo. Lo hizo en buena forma durante los años de bonanza económica, pero en cuanto ha llegado una crisis importante se han empezado a notar todas sus deficiencias esenciales y fundamentales, que pueden acabar con su existencia.