Poco a poco vamos sabiendo más sobre el nuevo impuesto sobre el patrimonio, y ayer mismo el Ministro de Fomento y Portavoz del Gobierno, José Blanco, ya nos dio una muestra avanzada de lo que nos podemos encontrar con esta nueva carga impositiva que el Ejecutivo de Zapatero va a recuperar, no de forma nominativa, porque siempre figuró, pero sí de manera efectiva, para paliar, dentro de lo posible los efectos de la crisis.
Según los cálculos que ha realizado el Gobierno, y con el objetivo de evitar que éste acabe cargando a las clases medias, como venía sucediendo en los últimos años debido a una mala gestión del mismo y a las sempiternas deficiencias del catastro municipal, el Gobierno implantará el impuesto sobre el patrimonio para todos aquellos patrimonios que superen el millón de euros, excluyendo la vivienda familiar.
Este mínimo de 1 millón de euros se estipulará por individuo, de manera que en el caso de un matrimonio, el mínimo pasaría a ser de dos millones de euros, con lo que hemos de reconocer que el Gobierno sí que ha hecho bien los deberes diferenciando las clases medias de lo que no lo son, porque una cantidad de un millón de euros ya es suficientemente significativa como para marcar las diferencias.
De esta manera, y en función de las cifras que maneja el Ejecutivo español, estaríamos hablando de un impuesto que gravaría a unas 90.000 personas, y con él se quiere conseguir la nada desdeñable cifra de 1.000 millones de euros al año, que servirán para paliar las cuentas públicas, en claro deterioro permanente. Sin embargo, pocas horas después Rubalcaba ha tenido que corregir a Blanco y dar cifras más aproximadas de 200.000 a 300.000 ciudadanos.
El tipo impositivo que manejará el gobierno será del 0,1%, con una media de pago de 11.000 euros, aunque como no podía ser de otra manera el impuesto sobre el patrimonio es una tasa muy heterogénea que hace, por ejemplo, que en el último año de su aplicación, el 2007, el 25% de los contribuyentes pagaban el 75% de lo recaudado.
Blanco ha aprovechado, a su vez, su comparecencia en los micrófonos de la cadena radiofónica COPE para mostrarse partidario de la modificación del sistema fiscal español persiguiendo las desgravaciones fiscales de los más ricos, para evitar que se escapen de pagar impuestos en la proporción que deberían.
Sin embargo, llama la atención que todas estas propuestas, todas estas medidas, todos estos incentivos para que los ricos paguen más lleguen ahora y no lo hubieran hecho antes. Porque lo que la sociedad no acaba de entender es como es posible que un partido que se supone de izquierdas, como es el PSOE haya caído preso de los mercados sin ni tan siquiera ser capaz de realizar políticas compensatorias que pudieran buscar una alternativa diferente a las ideologías más liberales.
Ahora, con las elecciones a la vuelta de la esquina, están intentando realizar un giro a la izquierda que surtirá poco efecto habida cuenta de la frustración acumulada de los votantes durante este último año.
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