El ex presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, conocido popularmente por los escándalos personales durante su gestión, pudo dar lugar al éxito en virtud de la época y a la suerte, aunque mantiene su liderazgo y habilidad para crear consensos con toda seguridad. Estas características dieron lugar a que lance algunos consejos sobre la administración del Estado hacia Barack Obama, actual presidente de dicho país.
De esta manera, el cuadragésimo segundo presidente de Estados Unidos, realizó las siguientes declaraciones para arreglar la economía actual:
Reparar la economía y crear empleo
Por un comienzo, tanto el Congreso como el presidente Barack Obama pueden adoptar estrategias diseñadas para liberar la enorme cantidad de capital que se acumula pero no se invierte.
Actualmente se calcula que existen alrededor de 2.2 billones de dólares en efectivo en los bancos estadounidenses que no están destinados a préstamos. Muchos de ellos son reserva para hipotecas tóxicas, pero tranquilamente existen 2 billones de dólares que pueden usarse en reservas de efectivo para otorgar hasta 20 billones de dólares en préstamos.
Por otra parte, es clave el tema de acelerar la resolución de la crisis hipotecaria, lo que haría que los negocios estuvieran más dispuestos a pedir prestado y expandirse, y los consumidores a su vez estarían más dispuestos a gastar.
En cuanto a la parte de las medidas, demás está decir que hay que recuperar la manufactura, y centrarse en las exportaciones. Esto, sin olvidar las tecnologías verdes.
Ayuda hipotecaria
El incremento de la actividad económica sería inmediata si el sistema dijera a las personas cuyas viviendas valen menos que sus hipotecas que, en su lugar, pueden depreciar sus hipotecas para que igualen el valor de sus casas si no pueden pagar el crédito.
Como siempre, el Tea Party diga o no que se oponía al rescate de los grandes bancos, argumentando que se les estaba protegiendo de sus propios errores, es algo irrelevante. Si el colapso financiero hubiera ocurrido, todos lo hubiesen pagado.
Reforma fiscal
Lo que plantea el ex presidente es ampliar la base imponible mediante la reducción de deducciones, créditos y tasas bajas. Además, la idea de repatriar dinero gratuitamente, sin gravarlo. Estados Unidos, indica el ex mandatario, es el único país rico del mundo que aún le impone impuestos a las empresas por dinero que ganan en el extranjero.
Además, para aumentar la recaudación, es justo pedírselo a quienes están dentro del grupo que percibe altos ingresos, quienes se beneficiaron con el crecimiento en la década pasada.
Más del 40% del crecimiento del ingreso fue a parar al 1% de la población. Esa estadística es sorprendente. La mayor parte de los recortes impositivos en la década pasada, bajo la administración Bush, benefició a ese 1%.
En 1980, la distribución del ingreso era la siguiente: 90% de la población tenía el 65% del ingreso; el 10% de la población más rica tenía el 35% del ingreso; y de ese grupo, el 1% en la cima acumulaba el 9% del ingreso.
Sin embargo, durante las tres décadas pasadas, ese 90% de la población ahora tiene menos, el 52% del ingreso. El 10% de la población más rica ahora acumula más, el 48%. Mientras que el pequeñísimo grupo del 1% ha pasado de tener el 9% al 21% del ingreso. Ese aumento de la desigualdad es impresionante, y no es bueno para la estabilidad a largo plazo.
El sector privado debe de crear empleos
Si estás en el sector privado, tu primera obligación es con tus inversionistas, con tus clientes y con tus empleados, ofrecerles un producto o servicio que genere el beneficio suficiente para mantener a la empresa operando. Pero cuando la compañía gana dinero extra, es buena idea invertir en la comunidad, no porque sea lo éticamente correcto, también es bueno para las compañías involucradas.
Fobia al Tea Party
Lo que señala el ex presidente es que no existe una economía exitosa que opere con un modelo antigubernamental. Toda economía exitosa tiene cooperación privada y pública para generar oportunidades económicas, proporcionar una buena educación, crear un entorno donde el Gobierno y el sector privado trabajen juntos y promuevan la economía.
La única cosa que le diría a los grupos antigubernamentales es que tienen que hacer lo que funcione, y lo que funciona es la cooperación, no el conflicto.