Solicitado por organizaciones en todo el mundo con el cantante Bono a la cabeza, en estos últimos años varios países acreedores han decidido condonar la deuda a otros que lo necesitan para salir adelante.
Así, en 2005 el FMI decidió dar por saldada la deuda de u$s 40000 millones que Benín, Bolivia, Burkina Faso, Camboya, Etiopía, Ghana, Guyana, Honduras, Madagascar, Mali, Mozambique, Nicaragua, Níger, Rwanda, Senegal, Tayikistán, Tanzania, Uganda y Zambia tenían con el organismo.
España por su parte, en 2007, hizo lo propio con 8 países africanos (Ghana, Mauritania, Tanzania, Senegal, Mozambique, Uganda, República Democrática del Congo y Costa de Marfil) y con 3 americanos (Bolivia, Honduras y Nicaragua), por un total de 384,5 millones de euros.
Esto formó parte de un proceso que se sumó en ese entonces a 15 países que ya habían sido beneficiados y en total sumaron 3643 millones €.
Es cierto que esto ha generado controversias, ya que varios países hoy son el producto de lo que le han impuesto los que hoy son los acreedores. En definitiva, hasta casi podrías ser un mea-culpa.
Otros países reclaman el mismo beneficio pero no les ha llegado, y no caben dudas que en la situación que se encuentra el mundo no se condonarán por el momento otras deudas. Asimismo, queda la duda para los países deudores de si les conviene enfrentar sus deudas o endeudarse aún más y esperar a que se haga una gran condonación.
El objetivo de estas medidas es lograr que esos países utilicen el dinero “que se ahorran” para combatir, entre otras cosas la corrupción y la falta de transparencia, seguridad jurídica y estabilidad económica.
No cabe duda que está cargado de buenas intenciones, pero no han hecho mucho hasta ahora. Éstos tienen problemas estructurales que no se podrán solucionar en pocos años; lo importante es que exista una planificación y que se piense a largo plazo.