Uno de los debates más fuertes entre los especialistas vinculados a los recursos naturales es el tema del agua. Para muchos el «petroleo dulce», y para la mayoria de los mortales, solo un servicio al cual accedemos, pagando una factura mensual, o un ticket en un supermercados.
Sin embargo, es un recurso que se está agotando, y tal vez, sea el más presiado para la supervivencia de los seres humanos. Y parece que algunos han tomado cartas en el asunto, y han marcado posición frente al resto.
Se ha conocido que la ciudad australiana de Bundanoon (de 2.500 habitantes), se ha convirtido en la primera ciudad del mundo en prohibir la venta de agua embotellada a través de una asamblea que aprobó por gran mayoría.
Esta propuesta convocada por el municipio, fue propuesta por los comerciantes locales, que promovieron la prohibición, renunciando a los beneficios por las ventas, con tal de combatir la fuerte producción de gases nocivos asociada con el embotellado y el transporte.
La decisión de Bundanoon inspiró con efecto inmediato al gobierno de Nueva Gales del Sur, con capital en Sydney. Por lo tanto, el premier Nathan Rees ordenó a todos los departamentos y agencias estatales no comprar más agua en botella, contentándose con el agua del grifo.