Los países de la eurozona vaticinan aumentar la capacidad del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) con vistas a un esperado bailout total de los, en apuros, España e Italia. El endeudamiento del fondo está siendo llamado la atención por los técnicos financieros europeos. Se busca capital financiero que financie la posible caída Europea. Nada más lejos, la canciller Ángela Merkel, ha advertido de que «es irreal pensar en que se podría llegar a los dos billones»
Pero… ¿qué supondrá la entrada de dinero externo al territorio de la UE? Actualmente el gráfico anterior es la única vía de financiación.
La Comisión Europea ha confirmado su decisión sobre la inyección de liquidez en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)- Todo tramado y destinado a atraer a los inversores de terceras regiones, principalmente emergentes. Según este plan de liberalización, que no ha llegado a expecificarse, el fondo podía asumir entre el 20% y el 30% de las pérdidas en los bonos soberanos, mientras que los inversores privados tendrían que hacerse cargo del resto.
España, país al que se dirigen ahora todas las miradas y que negocia para activar un eventual plan de asistencia financiera, está esperando la reacción de la prima de riesgo y el pase de las elecciones gallegas y vascas para actuar. En caso de que el país precise un programa en la línea del que se ha puesto en marcha en Grecia, Irlanda o Portugal, su tamaño obligaría a los socios a garantizar un volumen de deuda pública que supera los 600.000 millones. Una cantidad que no posee el actual fondo. Claramente ese es el objetivo, si no hay dinero público, será privado. El objetivo de las negociaciones es dotar al mecanismo de ayuda con dos instrumentos que permitirían usar el dinero público para transacciones particularmente arriesgadas —, mientras que los inversores privados desembolsarían el resto. Con ello, el MEDE tendría una capacidad mayor de crédito sin necesidad de que los países de la eurozona tengan que aumentar sus aportaciones a los fondos comunitarios.
La privatización enseña una cara rancia de ver en un sistema de bancos centrales y de intervencionismo económico. El MEDE contará con una capacidad real de préstamo a largo plazo de 500.000 millones en 2014, mientras su volumen sobre el papel es mayor por la necesidad de avales que garanticen su calidad crediticia. No hay vuelta atrás, y esta acción es un ligero gesto de bajada de cabeza por parte del BCE.
No sienta muy bien tener que aceptar que no son capaces de dar cabida a todo el sistema que resguardan, y esta sin duda alguna, es una prueba de la necesidad de ayuda externa a la UE.