Los recortes de presupuesto también han evidenciado la crisis que están sufriendo la mayoría de las televisiones autonómicas, cada vez más incapaces de afrontar gastos, reabriendo de esta manera un debate sobre su viabilidad, no exento de polémica. Esta semana hemos podido conocer que Telemadrid prevé cerrar este año con una deuda de 280 millones de euros, es decir, un 16% más, de las que venía registrando el año anterior.
Las causas del aumento de deuda se deben a la caída de ingresos procedentes de la publicidad, así como a un aumento de gastos diversos, entre los que destaca la partida de personal. Deudas que están obligando a la Comunidad de Madrid hacer aumentos en la partida destinada a financiar al ente autonómico, minorando las ya diezmadas arcas autonómicas.
Ante esta situación, Telemadrid se ha visto obligada aprobar un plan de reestructuración que traerá como consecuencias un ERE que afectará a 925 personas, prácticamente el 80% de la plantilla, y una reducción drástica del presupuesto dedicado a programación. Ante este plan, los trabajadores de Radio Televisión Madrid (RTVM) han anunciado el inicio de nuevas huelgas en protesta y que supondrán la paralización de la emisión durante las próximas 24 horas.
Esta noticia se suma a las de otras televisiones autonómicas que están atravesando una verdadera lucha para sobrevivir asfixiadas por deudas que no pueden cubrir y que reabren el debate de su mantenimiento ante la continuas ampliaciones de financiación que las arcas públicas tienen que hacer en los últimos años. El caso de Telemadrid, no es ni de lejos aislado, pues Radio televisión Valenciana, Radio Televisión andaluza, Televisión de Cataluña, son sólo algunos ejemplos de entes incapaces de afrontar deudas y que evidencian encontrarse al borde de la quiebra.
Por todos es sabido que la situación de las autonomías no es mucho mejor, y aunque todavía no se deciden a cortar el agujero que suponen a las arcas públicas, no sería aventurar demasiado pensar en un posible tijeretazo aún mayor a la financiación de las mismas, e incluso a replantearse un posible cierre en un futuro no muy lejano. Pues bien es cierto, que se trata de un problema en el que se encuentran por una parte, el interés político del gobierno autonómico de turno, y por otra, el sentimiento de muchos otros que apuestan por destinar fondos a partidas públicas más prioritarias.
Cada vez se hace más conocida la necesidad de dotar de eficiencia las televisiones autonómicas para lograr que persistan en el tiempo. Eficiencia alejada de la política regional, pues somos los contribuyentes los que finalmente estamos costeando uno de los servicios que más deudas genera, frente a los recortes de otros básicos como sanidad o educación.