España no tiene una estructura laboral que pueda acoger a los miles de universitarios que salen todos los años de las aulas en busca de su oportunidad laboral. El resultado: más del 55% de los jóvenes españoles no tiene trabajo y ello a pesar de que muchos están sobrecualificados. En este contexto es cuando cobra más fuerza la apuesta por la Formación Profesional (FP).
En los últimos años se ha realizado una apuesta definida por la Formación Profesional. Recientemente el Gobierno ha aprobado la denominada Formación Profesional Dual que se dará en régimen de alternancia entre las clases y el trabajo en empresas. Esta nueva FP convivirá con la tradicional.
En otros países europeos como en Alemania la Formación Profesional Dual goza de un gran prestigio y ha demostrado buenos resultados en la inserción laboral de los jóvenes. Todo lo contrario de lo que viene ocurriendo en España. Se prefieren estudios universitarios aunque estos no garanticen una salida laboral a su término.
La Formación Profesional Dual alemana combina las aulas con las prácticas en empresas formando a los alumnos para el puesto concreto que posteriormente desarrollarán. De hecho, son las empresas las que determinan la nota del alumno, les hacen un contrato y cobran por su trabajo.
Este sistema que tan buenos resultado está demostrando en Alemania es lo que trata de implantarse en España. Pero con las diferencias típicas que tiene nuestro mal hacer educativo.
Formación profesional del futuro o más precariedad
El objetivo es que la FP española también permita que los alumnos combinen estudios con prácticas en empresas. La diferencia es que mientras en Alemania los alumnos firman contratos aquí en España serían becas de una remuneración de algo más de 400 euros mensuales.
No serán contratos laborales y por tanto las empresas no tendrán que abonar la Seguridad Social por los alumnos que trabajen en las mismas. Además se establece la posibilidad de que las prácticas no sean retribuidas. De ahí, que se ponga en duda su viabilidad a largo plazo y su implantación entre los mal denominados ni-nis.
La implantación de esta nueva modalidad de Formación Profesional también choca con el momento económico que vive España. No es un buen momento para el trabajo y las empresas se resisten a sacar este tipo de vacantes para ser cubiertas por estudiantes de Formación Profesional salvo, eso sí, que el alumno no cobre por su trabajo o la Administración incentive esa contratación.
Beneficioso también para las empresas
Estas vacantes cubiertas por aprendices formados específicamente para un tipo de trabajo permitirá que muchas empresas puedan a largo plazo cubrir los puestos de mayor responsabilidad. Además de poder contar con trabajadores en plantilla con escasa remuneración o beneficiarse de los distintos incentivos públicos.
La solución al desempleo juvenil pasa por crear las bases de una estructura que permita acoger a los jóvenes españoles una vez terminados sus estudios evitando que los mismos caigan en más precariedad. Cierto es que las estadísticas juegan en contra pues mientras en Alemania el desempleo juvenil se cifra en un torno a un 8%, nuestro país registra tasas del 55%. No se trata de maquillar datos sino dar una verdadera solución a este problema que sin duda tendrá efectos en un futuro no muy lejano.
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