Obviamente la manera más directa de relacionarse con la bolsa es a través de la compra y venta de acciones, tal y como hoy en día resulta de simple el acceso y manejo a los diferentes broker online, el pequeño inversor tiene a su alcance este tipo de gestiones de manera rápida y con coste razonables.
Sin embargo está no sería la única manera de acercarse a la Bolsa para un inversor ni mucho menos, existen otros productos a través de los cuales el usuario se puede relacionar con los mercados en formatos diferentes tal vez no tan inmediatos en algunos casos, o más específicos en otros.
Si atendemos a las definiciones habituales en productos de inversión; según su agresividad, podríamos clasificar hasta tres de estos grupos de productos.
Menos agresivos
En este caso, para el inversor más conservador, los fondos mixtos puede ser una opción interesante al combinar un porcentaje de la inversión en renta fija y otro porcentaje en renta variable, en este sentido la amplitud de oferta de fondos mixtos es grande, pudiendo graduar el nivel de exposición en función del perfil del usuario.
Otra opción es la de las imposiciones o depósitos vinculados a activos financieros, la gran ventaja de este modelo es el hecho de preservar el capital de ahorro, beneficiándose de las alzas en el mercado de los activos vinculados, sin embargo, los beneficios suelen ser menores a productos más directos.
Productos intermedios
En este grupo realmente la estrella son los fondos de inversión. La gran ventaja de un fondo de inversión de renta variable es la posible diversificación en los activos, una diversificación unificada en un solo producto que puede permitir ampliar las posibilidades y limitar las pérdidas.
El año pasado resultó ser un año excelente para los fondos de renta variable al cierre del ejercicio, el inicio del presente año también apunta de momento buenos resultados para un modelo de inversión al alza, que ha crecido notablemente en patrimonio invertido en los últimos tres años en nuestro país.
Productos agresivos
Se trata de productos en los que se va a asumir un nivel de riesgo elevado, y que por regla general no están recomendados para inversores novatos o con poca experiencia en los mercados.
A través de estos productos, como puede ser CFD o ETF, se va a buscar una mayor agilidad a la hora de obtener los beneficios de la inversión, aunque, repetimos, a cambio de la asunción de un riesgo superior al resto de productos.