Consecuencias económicas de un posible Sí de Escocia a su independencia

Pronto sabremos el resultado del referéndum escocés que tanto ha exacerbado los movimientos independentistas a lo largo de Europa y especialmente en España con el caso catalán. ¿Qué podría pasar si finalmente Escocia apuesta por su independencia de Reino Unido? ¿Cómo afectaría a la economía británica? ¿Y a la economía global?

Europa pendiente de Escocia y Escocia como banco de pruebas para otros territorios con aspiraciones independentistas. El ‘no’ a la independencia dejaría las cosas tal y como están y sí, podría haber alguna implicación en el mercado de divisas tras la fuerte depreciación de la libra en las últimas semanas, pero básicamente todo seguiría como hasta ahora. Por el contrario, un sí lo cambiaría todo salvo el funcionamiento de las selecciones de fútbol, que ya operan de forma totalmente independiente -una vez más, el deporte Rey va por libre-.

escocia_referendum_independencia

Las implicaciones económicas del sí escocés serían globales y afectarían primero a la economía del país ya independiente y, en segundo lugar, a todo el mercado financiero internacional.

El problema de la divisa

El primer problema que se plantea es qué pasará con la libra y qué divisa utilizaría escocia. Como se puede ver en el siguiente gráfico, la libra ha caído con fuerza respecto al dólar en la última semana y el movimiento ha sido similar si lo enfrentamos al euro.

evolucion euro-libra

 

Desde FundsPeople.com recogen las palabras de Azad Zangana, economista de Schroeders, que apunta a que «una Escocia independiente en una unión monetaria con el resto del Reuno Unido tiene los mismos riesgos que causaron la crisis de deuda soberana». Es decir, una unión monetaria sin una unión fiscal crea problemas a corto y medio plazo porque cada país seguirá políticas distintas.

Lo que sí parece claro es que Escocia no se uniría al euro ya que desde la Unión Europea han cerrado esta posibilidad a corto plazo e incluso su propia inclusión en la UE.

¿Sin Banco Central?

El otro gran reto para la economía escocesa está en su banco central o, mejor dicho, en la inexistencia del mismo. El ministro principal escocés, Alex Salmond, defiende que Escocia compartía banco central con el Banco de Inglaterra, algo que todavía está por ver. Del mismo modo, si como el líder afirma, Esocia utiliza la libra de la misma forma en que Panamá utiliza el dólar estadounidense, el país se quedaría sin voz ni voto en términos de política monetaria. Al usar la divisa de otro país y de otro banco, estaría supeditado a lo que hiciese el Banco de Inglaterra y, además, se quedaría sin su prestamista de último recurso -¿Quien puede pensar que el Banco de Inglaterra va a actuar como tal por más que una Escocia independiente quiera?-

Todo esto en un entorno en el que los dos principales bancos del país, Royal Bank of Scotland y Lloyds ya han avisado que no correrán ningún riesgo y que en caso de que el referéndum sea positivo, cambiarán su sede a Londres. Desligarse paulatinamente del sector financiero y reducir su dependencia del mismo puede ser bueno a largo plazo, pero supone un problema a corto plazo.

¿Qué pasaría con el petróleo?

Buena parte del sueño independentista escocés está asentado sobre la explotación de sus recursos naturales y más concretamente del petróleo y otras materias primas. Según las estimaciones del SNP, acrónimo anglosajón del Partido Nacional Escocés, el país podría convertirse en un paraíso del petro-dólar como hoy en día es Noruega. Lo cierto es que si bien su población puede ser parecida, los beneficios que obtiene de los hidrocarburos, por lo menos ahora mismo, son bien diferentes. Por un lado Noruega es capaz de captar 40.000 millones al año -cifra de 2013- por los 10.800 de todo el Reino Unido en su conjunto.

El SPN estima que el país cuenta con unas reservas de petróleo de 24 millones de barriles de crudo ya descubierto y más por explorar al oeste del país.

¿Y con las empresas?

En un entorno de independencia es de esperar que muchas compañías trasladen su sede a Londres, aunque para evitarlo el nuevo gobierno ha adelantado que recortaría drásticamente el impuesto sobre sociedades para atraer compañías a su territorio. En el fondo no es muy diferente de la estrategia seguida por Irlanda, que se puede contar como un pseudoparaíso fiscal para las empresas que operan en Europa y así es, de hecho, como lo utilizan multinacionales como Google.

Esta rebaja fiscal también afectaría al ciudadano de a pie, que vería reducir su carga fiscal por vivir en Escocia. .

Un problema para Inglaterra

Al final el «Sí» escocés supondría un barapalo para la economía inglesa y esto es precisamente lo que reflejarían los mercados, más allá de las posibilidades de superviviencia o de éxito de Escocia como país independiente.  Todo esto sin valorar la pérdida de valor de su divisa y caída de ingresos. El único dato positivo será su balanza de pagos exterior, que mejoraría junto con las exportaciones al tener tratos con un nuevo país (Escocia) y contar con una divisa más débil.

Imagen – MVPhoto en Shutterstock