Tras la vorágine semanal, el fin de semana permite reflexionar sobre algunos aspectos. Y recordando ciertas declaraciones la pregunta aflora. El euro, ¿ha integrado o marca a las claras diferencias estructurales y cotidianas?
A finales de 2006, la Comisión Europea había presentado un informe que sostenía que la mayoría de los europeos estaban satisfechos con la moneda común, pero el 93% de lo asociaba a los aumentos de precios.
Hoy, nadie duda de que el euro haya logrado cumplir ciertas expectativas, aunque muestra a las claras que otros aspectos, siguen en deuda con las expectativas de los economistas y los ciudadanos.
Según las autoridades que dirigen los destinos desde Bruselas, la implementación de la moneda común es un «éxito incuestionable», y ya ha pasado mucha agua bajo el puente desde 2002 cuando la moneda comenzó a circular por las calles.
Parece que el panqueque se ha dado vuelta, ya que en sus comienzos la moneda europea estaba mal posicionada frente al dólar. Ahora, el billete estadounidense está perdiendo la batalla (el record ha sido 1,60 dólares).
Por estos días, la Comisión Europea ha publicado un nuevo informe en el que hace un nuevo balance de los 10 años de la moneda.
Para Bruselas en la columna de los índices positivos, enuncia la creación record de casi 16 millones de empleos desde 1999, el estancamiento de la inflación en una media del 2% en la última década y la caída en los tipos de interés al 4%.
Además sostiene que se ha producido una mayor integración comercial, que lleva a una mayor integración económica, y un mayor peso a nivel internacional.
Sin embargo, la apreciación del euro, sobre todo en los mercados, manifiesta un mayor protagonismo como moneda de referencia a nivel mundial».
En la vereda de enfrente, se observan puntos negativos que deberán solucionarse, sobre todo en lo que respecta al crecimiento económico de estos años que ha rondado el 2%, por debajo de las expectativas.
Asociado a este ítem, siguen evidenciándose diferencias muy importantes entre los integrantes del área en términos de inflación y crecimiento económico.
Si bien los analistas sostienen que el euro está sobrevaluado, coinciden en que el euro ha permitido a España crecer más, pero también que ha propiciado un incremento de los desequilibrios en la economía del país.
Hoy, uno de los aspectos que más preocupa a los españoles es la inflación, la mayor tasa de la eurozona, lo que supone pérdida de poder adquisitivo para los consumidores y disminución de competitividad para nuestros productos en el exterior.