Aunque ya ocurría con frecuencia durante el pasado año, se ha acentuado durante lo que llevamos de 2015: es una escena repetida, ahorradores a los que les vence el plazo de su imposición, y que, habida cuenta de la tremenda caída de la rentabilidad de los depósitos, se plantean nuevas opciones, incluyendo por supuesto la inversión. Sin embargo, la palabra inversión se asocia generalmente a riesgo, algo que aun siendo cierto puede llegar a minimizarse a través de herramientas como los fondos de inversión flexibles.
Debemos situarnos: en la actualidad, en un proceso en el que aún debemos hablar de desinflación, y en el que los tipos de interés baten récords históricos a la baja, la rentabilidad de los productos garantizados es la que es, es decir, cada vez menor. En este contexto, hasta el ahorrador con perfil más conservador entiende la necesidad de movilizar su patrimonio si desea, no ya obtener rendimiento, si no no obtener pérdidas por la pasividad del dinero en los garantizados tal y como ocurre hoy en día.
Obviamente los fondos de inversión aparecen como una opción interesante: no en vano durante el pasado año 2014 los fondos ya obtuvieron una captación patrimonial al mismo nivel que los años previos a la crisis, y, durante 2015 el comportamiento está siendo similar.
Todo esto, aún estando muy bien en la teoría, sigue sin ser muy claro para el ahorrador con perfil conservador que, acostumbrado un producto tan sencillo (y técnicamente seguro) como el depósito, siente verdadero temor ante un modelo de inversión en el que el riesgo está presente más de lo que desearía. Y aquí entran en juego los fondos de inversión flexibles.
Qué son los fondos flexibles
Existen muchos tipos de fondos, también por supuesto fondos muy conservadores como los propios garantizados o la renta fija, sin embargo, también éstos se ven atravesados por la influencia de los tipos de interés y el movimiento del mercado en relación a los mismos.
Los fondos flexibles aparecen como una opción muy interesante en la que lo importante es la inversión diversificada en muchos tipos de activos de manera simultánea, incluyendo no sólo la renta variable (la que aporta mayor nivel de riesgo) sino también la renta fija, y en los que lo que predomina es la flexibilidad a la hora de desplazar el eje de importancia en una u otra opción, es decir, en función de la evolución del mercado estos fondos son capaces de ir adaptándose a lo que mejor resultado pueda proporcionar en cada momento.
Obviamente, esta diversificación nos pone, efectivamente en la ruta de la rentabilidad, pero a la vez lo hace disminuyendo gracias a diversificar la inversión, el riesgo que asumimos, convirtiéndose en un producto mucho más equilibrado que una apuesta única sobre un activo concreto de renta variable, y desde luego con muchas más opciones de rentabilidad que una apuesta única sobre activo de renta fija. Además, debemos tener en cuenta que el traspaso entre fondos no va a tener un impacto fiscal sobre tu bolsillo hasta el momento del reembolso, con lo cual efectivamente puedes mover los fondos sin asumir en el momento coste fiscal.
Cómo elegir los fondos de inversión flexibles
A la hora de la elección de los fondos de inversión flexibles existen algunas claves que debiéramos tener en cuenta:
- Buscar fondos que acrediten un historial correcto y consistente a lo largo del tiempo
- Que presenten una participación importante en mercados alcistas
- Que sean capaces de proteger el capital en periodos de corrección
- Que no se limiten a fondos nacionales e incluyan también fondos internacionales
Y desde luego, siempre que sea posible, que los gestores sean personas de nuestra confianza, a las que les podemos poner nombre y apellidos, y cuya orientación no sólo comprendemos si no valoramos ya que se establece un vínculo de confianza y transparencia entre ambos.