En Francia se ha presentado un informe señalando que, tras la desaparición del billete de 1.000 dólares, el de 500 euros es el de mayor valor a nivel mundial, advirtiendo que el blanqueo o lavado de dinero recurre comúnmente al efectivo.
El estudio, también expresa otras medidas para luchar contra este negocio turbio. Entre las cuales encontramos:
- Fijar un límite para los pagos al contado de 3.000 euros entre particulares.
- Fijar un límite, diferente, para los pagos al contado de 1.100 euros para los comerciantes.
- Creación de una ‘policía fiscal’ bajo la autoridad de la Fiscalía.
Asimismo, se propone avanzar contra la evasión de impuestos y los paraísos fiscales. Para ello, se aboga que Francia debería dotarse de su propia lista de «territorios no cooperativos» (un anexo a los paraísos fiscales ya declarados por la OCDE) y, obligar a las sociedades cotizadas y a las entidades financieras a informar sus relaciones con estas jurisdicciones en lo que respecta al ámbito fiscal.
Se espera que algunas de las ideas contenidas en estas propuestas sean tenidas en cuenta a la hora de elaborar la ley presupuestaria de 2010.
Cuando se emite moneda y se quiere que sea una moneda de primer orden, hay que emitirla con todas las consecuencias. Si se empieza a poner cortapisas a la moneda emitida, en muchas partes del mundo puede ser rechazada por insegura y así comienza su final. Una vez que empiezan las dudas sobre una moneda, no hay quien las pare. Ese ideal de suprimir el dinero físico y que todo fuera dinero electrónico, para así controlarlo todo mejor, es una quimera. Va en contra de la naturaleza humana. Si tu restringes el uso del papel moneda, mucha gente va a buscar refugio en oro, plata, diamantes o latas de atún o de whisky, es decir, cosas con valor intrínseco universal reconocido por todo el mundo. Se podría armar una buena coleccionando todo el que pudiera metales valiosos de todos los colores y olores y haciendo intercambios al margen del dinero oficial.