Explicar dos fenómenos paralelos a veces es difícil. Sin embargo en otras ocasiones una cosa está asociada a otra. Según ha publicado la revista World Watch, España aumentó las emisiones de efecto invernadero en 2007, un 1,8% respecto a 2006, incumpliendo los objetivos firmados en el Protocolo de Kioto.
Pero, ¿que relación guarda esta información con los números de la economía? La lectura que se puede realizar es que a mayores índices de producción, o de mejoras en la economía, más daño se le causa al planeta.
Y no es equivocado este planteo puesto que desde 1990 cuando se firmó este tratado que limitaba las cantidades de dióxido de carbono liberadas, los volúmenes se han incrementado un 52,3%.
Esta exorbitante cifra supera ampliamente el máximo permitido de un 15%. En paralelo a estos números, es que la economía española durante ese lapso explotó en niveles nunca vistos.
El aumento en la producción, máximos históricos de consumo, venta de vehículos, fabricas trabajando en volúmenes superlativos, han contribuido al desenfreno como sociedad de consumo.
Los autores del informe sostienen que probablemente con las subas en los precios del petróleo y de la energía puedan producir bajas para este año, aunque descartan que será imposible descender por debajo del 45%.
Una vez mas España no cumplirá con lo firmado internacionalmente, y según Fernando Rodrigo, coordinador del área de Medio Ambiente de Comisiones Obreras, este «desbordamiento» conllevará para España un costo de entre 3.500 y 4.000 millones de euros.
Este fracaso no solo es del Gobierno, es una clara demostración del individualismo egoísta que ha nublado la visión comunitaria de una sociedad cegada, en el afán de progresar económicamente.
Sin embargo es necesario replantear las políticas oficiales tendientes al serio y comprometido incentivo en la utilización de energías renovables, la promoción de economías limpias y rentables, y por sobre todas las cosas, la inversión en educación para los más jóvenes, inculcándoles iniciativas viables y productivas.
El descenso en los índices económicos es evidente, el sueldo rinde menos, los precios han subido, la inflación nos aqueja, pero también el deterioro del medio ambiente es real, tal vez mucho más, que los fríos números que leemos en la prensa.