Chicharros, así se denominan los valores de baja capitalización y con una situación económica difícil. Con esta simple definición, se puede obtener una gama amplia de interpretaciones, por lo que un valor será calificado de «chicharro», según quién lo analice.
Esta baja capitalización acarrea normalmente una liquidez escasa. En un chicharro, los sistemas de análisis ofrecen inestable fidelidad. Sólo se basará entre la mala situación que llevará a la liquidación y la «fe» de los gestores en que no esto no ocurrirá.
Existen tres sistemas para invertir en estos valores:
- Invertir diversificando en muchos valores para diluir el riesgo total que conlleva la quiebra de alguno de ellos (“un huevo en cada canasta”). El momento para hacerlo es al inicio de un ciclo económico alcista donde crecen las posibilidades de que resurjan a las empresas en situación comprometida. Buscando que las ganancias en las empresas viables compensen las pérdidas de las quebradas.
- Ser un «enterado» o insider que posee datos o información de valoración privilegiada «verídica», y no aquellos rumores que corren por la plaza. Se la considera ilegal teóricamente.
- Ser un especialista en este tipo de valores capaz de hallar los procesos de acumulación por parte de «enterados». Basándose en la información pública, o bien dedicarse a seguir el olfato con un mayor riesgo de que quedar atrapado.
Para aquella persona que no encaje en ninguna de las mencionadas categorías se le recomienda olvidarse de este tipo de valores.