En noviembre de 2007, el Rey Juan Carlos, cansado de las bravuconadas de Hugo Chávez arremetió contra el mandatario venezolano con su, ahora famoso, «¿por qué no te callas?», harto de las interrupciones al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la última sesión plenaria de la XVII Cumbre Iberoamericana.
Pasaron ocho meses de relaciones «tensas» entre España y Venezuela, que dieron por concluídas la semana pasada cuando Chávez y Zapatero estrecharon sus manos en el palacio de La Moncloa y trataron temas como la inmigración y los precios del petróleo. Pero, ¿no hablaron de ningún tema más?
Sorpresivamente, la información se empezó a deslizar, y la entidad en cuestión tuvo que salir al cruce de las versiones con un comunicado. El Banco Santander podría pasar a manos del gobierno de Chávez, si es que ya no ha ocurrido y sólo faltan finiquitar algunos detalles.
La entidad que preside Emilio Botín, comunicó que «tenía previsto vender su filial Banco de Venezuela a un grupo inversor privado venezolano», y al no llegar a un acuerdo, conoció el interés del Gobierno de Chávez en quedarse con su filial «después» de las negociaciones con los inversores privados.
Pero mientras todos parecen sorprenderse con estas negociaciones, debemos recordar que en su memoria de 2007, Santander reconocía que la filial venezolana corría el riesgo de la nacionalización bancaria.
El texto sostenía que «Diversos acontecimientos políticos en Venezuela presentan un riesgo incrementado de que el Gobierno venezolano pueda nacionalizar o alternativamente intervenir en las operaciones de nuestra filial venezolana, lo que podría afectar negativamente nuestras operaciones en Venezuela».
Ahora la pregunta es obligada. Tras aquel apretón de manos entre Zapatero y Chávez, ¿existió algo más que recién ahora sale a la luz?
De ser así, parece que quién acató las palabras de enojo del Rey no fue el mandatario venezolano, sino otro que parece estar muy cerca nuestro.