Muchos ven la facturación electrónica o digital como un simple recurso tecnológico que da “estatus” o prestigio a una empresa, por lo que asumen que solo se justifica su implementación en empresas grandes, con alto volumen de ventas… ¡Grave error!
No es apresurado asegurar que el futuro de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) en España va de la mano de la facturación electrónica, ya que nuestro país, como miembro de la Unión Europea, debe adecuarse a los estándares internacionales que rigen en materia administrativa y fiscal, y todas ellas giran en torno a la facturación electrónica.
Veamos algunos ejemplos que demuestran lo ya expuesto, de manera que todas las pymes españolas deben apresurarse a implementar la facturación electrónica si quieren sobrevivir a la par que el resto de los países europeos.
Resultados de la facturación electrónica en España
La implementación de la facturación electrónica requiere de un programa de facturación adaptado tanto a las leyes españolas como europeas, las cuales promueven la agilización de los procesos, la reducción de la evasión fiscal y el ahorro de los sistemas internos de cada empresa.
Por esta razón, toda pyme que aspire a crecer y convertirse en una empresa nacional o internacional debe ejecutar cuanto antes un programa de facturación como recurso indispensable para el control interno de su producción e impulso de las ventas.
De acuerdo con la firma de consultoría empresarial Seres, la facturación electrónica en España registró en 2018 más de 181.800.000 facturas, de las cuales casi 148 millones (81,4% del total) fueron de tipo B2B (transacciones entre empresas), alrededor de 22.293.000 fueron de tipo B2G (transacciones entre empresas y administración pública) y poco más de 11.637.000 facturas eran de tipo B2C (entre empresas y personas particulares).
Los números son evidentes, más del 81% de las facturaciones electrónicas hechas el año pasado fueron entre empresas, muchas de ellas entre proveedores y procesadores o entre empresas del sector manufacturero a comerciantes y distribuidores.
¿Qué sucedería a cualquier pyme cuyo proveedor, distribuidor o comerciante le exigiera facturación electrónica? ¡Se perdería muchos recursos y oportunidades de negocios, por lo que su crecimiento se vería seriamente comprometido!
Beneficios de un programa de facturación electrónica
Es por ello que los especialistas en asesoría financiera no se cansan en recomendar a las pymes emplear un programa de facturación electrónica, cuya información atraviesa como eje transversal en todas las áreas de producción y comercialización.
Una de las ventajas de este programa es que ahorra gastos de gestión de facturas, alrededor de 900 millones de euros en facturas recibidas y 511 millones de euros en facturas emitidas se ahorraron en España en 2018, de acuerdo con un estudio de la firma Seres.
Este ahorro se debe, principalmente, a la reducción de tiempo en la elaboración de las facturas y el gran ahorro en papel, tinta, folios, archivos y demás materiales que implican las facturas manuales.
Solo imagina el gran impacto ambiental si todas las facturas del mundo fuesen electrónicas, se salvaría millones y millones de árboles vitales para nuestra propia supervivencia. Si una factura electrónica es mucho más confiable, segura y duradera que una factura manual, ¿para qué seguir perdiendo el tiempo en sistemas obsoletos?
Además y a partir de este 18 de abril entra en vigencia en la Unión Europea un nuevo estándar obligatorio de facturación electrónica de tipo B2G (empresas y administración pública), con la finalidad de reducir la evasión de impuestos y acelerar los tiempos en las declaraciones por ingresos, de manera que si su pyme no se adecúa a esta nueva normativa quedará por fuera de la legislación europea y tendrá serios problemas para la rendición de cuentas.
Lo mejor es hacer una pequeña inversión comprando un programa de facturación adecuado a las normativas españolas y europeas vigentes.
Este te garantiza poder obtener información de forma instantánea sobre aquellos sectores de producción y comercialización que están generando ganancias y pérdidas, siendo esto algo muy difícil de detectar con los obsoletos sistemas de facturación manuales.
Un programa de facturación sirve como materia informativa para toda la cadena de producción y comercialización de la empresa, para que cada uno de sus respectivos gerentes o responsables detectan los fallos y poder corregirlos a tiempo.
También se puede descubrir que cierto proveedor no está generando beneficios a la empresa, sino más bien que son demasiado caros en comparación con otros. De igual modo, un programa de facturación pone en evidencia cualquier uso incorrecto o desvío de los recursos internos, lo que da pie a una auditoría y la toma de medidas correctivas.
En pleno siglo XXI no hay excusas para continuar con el sistema tradicional de facturación que está condenado a desaparecer. Las pymes están obligadas a sumarse a la facturación electrónica para su propio bien y adecuación de los estándares europeos, para lo cual es necesario un buen programa.