Nos encontramos en una época dominada por la tecnología, pero sin embargo todavía no hemos acabado de desarrollar un correcto control sobre la misma. De este modo, al faltar regulaciones y maneras realmente eficaces para supervisar las Fintech, se han dado casos importantes de estafa por parte de empresas como Wirecard.
De hecho, no son pocos los expertos que ven una importante similitud entre este tipo de engaños y el ocurrido hace 20 años por parte de la empresa energética estadounidense Enron. En este nuevo caso, la fiscalía de Múnich vierte varios cargos sobre su antiguo consejero delegado, al que se le acusa ya de falsificar las cuentas, manipulación de mercado y engaño.
Se trata, nada más y nada menos, que de otro caso más de crecimiento desmedido por la especulación, tal y como sucedía al terminar la década de los 90 a causa de la burbuja tecnológica por los puntocom. Esta tuvo como consecuencia la ruina de multitud de empresas financieras en la red, que a día de hoy han desaparecido sin dejar rastro.
Fintech y servicios tecnológicos financieros
Las fintech son todo ese sector que abarca el mundo de la inteligencia artificial, las aplicaciones móviles, los pagos digitalizados, además de las criptomonedas. En muy poco tiempo ha ganado un gran nivel de popularidad entre los usuarios de todo el mundo, que cada día se suman al uso masivo de este sector. No obstante, nos encontramos ante un sector que deja mucho que desear en cuanto a su seguridad, que nada tiene que ver con la que disponen en las entidades bancarias.
El pasado 25 de junio, la empresa global de tecnologías y servicios financieros alemana Wirecard, se declaró insolvente al reconocer un agujero contable por valor de 1.900 millones de euros. Más tarde, otras seis filiales hicieron exactamente lo mismo.
Las acciones ofrecidas por la empresa, que en su día llegaron a costar 192 euros cada una, han pasado a venderse por apenas 3 euros, siendo altamente inestables en el mercado. La caída definitiva de Wirecard comienza el 18 de junio, momento en el cual no presentó el balance definitivo del año anterior, ya que la auditoría correspondiente de supervisar el caso tenía grandes dudas de que la empresa dispusiera de tal cantidad de dinero, que afirmaban se encontraba repartido en dos cuentas fiduciarias ubicadas en Filipinas.
Como ya hemos mencionado anteriormente, se trata de un fraude que guarda cierto parecido con el de Enron, empresa que con ayuda de su auditoría consiguió llevar en marcha durante años una contabilidad fraudulenta, que finalmente a finales del año 2001 acabó en la bancarrota.
Y, por supuesto, el caso de Wirecard no es el primero que conocemos hasta la fecha en el que una empresa se declara insolvente. Entre todos los que existen, podemos destacar a la aseguradora Allianz, la cadena de supermercados de descuento Aldi o la compañía de telecomunicaciones Orange, entre otras.
Además, respecto al caso de la empresa alemana, se ha revelado recientemente que han estado en circulación cientos de millones a través de créditos por parte de la compañía a empresas ubicadas en Asia, por medio de una empresa tapadera en Mauricio.