En el mundo de las finanzas, el término contrato por diferencia (en inglés, contract for difference, CFD) hace referencia a un producto financiero derivado que permite a los inversores realizar operaciones sobre los movimientos de los precios de acciones, divisas, índices y materias primas sin necesidad de poseer el activo en cuestión ni adquirir ningún derecho u obligación en relación con el activo subyacente. Hablamos de un método de negociación ejecutado a través de contratos que permite a los inversores invertir dinero en el movimiento de los activos, pero no en los activos en sí. De esta forma, cuando los inversores operan con un CFD acuerdan un contrato con un intermediario sobre la diferencia entre el precio de apertura de posición y el del cierre de la misma.
A diferencia de las formas tradicionales de trading, el CFD permite a los inversores invertir en el movimiento de precios de acciones, divisas, índices y materias primas en ambos sentidos, por lo que pueden posicionarse tanto en corto como en largo. Este es uno de los mayores beneficios del trading de CFD, ya que los inversores pueden obtener beneficios tanto de los mercados alcistas como de los mercados bajistas, aunque el beneficio dependerá del grado de exactitud en la previsión. Un beneficio que siempre se hace efectivo cuando posición se cierra, es decir, al final de cada día. Además, este producto financiero ofrece a los inversores la posibilidad de crear estrategias de inversión mediante coberturas parciales o totales de los activos financieros que se tienen en cartera.
El CFD es una forma de negociación apalancada. Esto significa que los inversores pueden abrir posiciones con un valor superior a su capital, ya que no tienen que abonar el coste total de la posición desde el principio. El retorno de inversión en este producto financiero es mayor que en otras formas de negociación, ya que se puede colocar una pequeña cantidad de dinero para controlar una cantidad mucho mayor, aunque hay que tener en cuenta que el beneficio o la pérdida se calcula en función del tamaño completo de la posición. Por este motivo, los inversores deben vigilar constantemente la posición que tienen sobre el activo para disminuir el riesgo de tener pérdidas. Además de gestionar el riesgo, también deben asegurarse de que están operando dentro de sus posibilidades.
Otra de las principales características del CFD es que permite diversificar carteras de inversión, ya que ofrece la posibilidad de acceder a múltiples mercados y activos subyacentes. En una sola plataforma de trading se puede operar en más de 700 mercados globales y múltiples clases de activos como acciones, Forex, índices, tipos de interés y materias primas. Esto facilita la diversificación y el seguimiento de posición. De esta forma, este producto financiero se convierte en una alternativa flexible a la inversión tradicional, siendo una herramienta atractiva para muchos inversores, especialmente si saben aprovechar al máximo todos los aspectos positivos y ventajas que ofrece el contrato por diferencia para obtener un mejor rendimiento con su dinero.