Durante el primer trimestre de 2020, el mundo empezaba a conocer el nombre del coronavirus. Una enfermedad que se empezaba a extender por diferentes territorios hasta que, finalmente, se convirtió en una pandemia que sigue dejando su huella en la actualidad.
A consecuencia del también conocido como COVID, el mundo ha cambiado en numerosos frentes. Las personas recurren más a las actividades en el hogar y a internet, las tiendas online han crecido y numerosos sectores han sufrido también una importante herida. Negocios que siempre habían funcionado se están enfrentando a un clima que les pones las cosas muy difíciles.
Uno de los sectores que más ha visto y vivido el impacto del coronavirus en Guatemala ha sido el mercado inmobiliario. Las compras y ventas de viviendas, los alquileres de apartamentos o de chalets. Todo eso ha sufrido un importante frenazo a causa de todas las complicaciones que ha traído consigo esta pandemia.
¿Hasta qué punto ha afectado esto al mundo inmobiliario? Solo hay que ver que ahora la mayoría mira hacia plataformas online como listacasas.com para buscar viviendas. Eso deja claro que la vía digital está siendo un buen bote salvavidas para el sector, aunque las cifras y el acceso a viviendas se está reduciendo considerablemente.
Situación esperable, principalmente porque la movilidad se está restringiendo al máximo posible por cuestiones de seguridad. También, porque la situación económica de la población se está viendo resentida, algo a lo que acompaña un horizonte bastante incierto en lo laboral y financiero.
Lo más afectado del sector inmobiliario por el COVID en Guatemala
Especialistas del sector han analizado la situación y reflejado la problemática que se está dando en la actualidad inmobiliaria actual. Mirando principalmente al ámbito doméstico, a la compra, venta o alquiler de inmuebles, uno de los grandes problemas que se está descubriendo es el incumplimiento en los pagos.
Los inquilinos de alquileres están teniendo problemas para pagar sus correspondientes cuotas de alquiler debido, por otra parte, a la reducción de ingresos que están teniendo y, también, a los despidos que se están dando. Todo va de la mano.
También ha influido mucho el hecho de que se hayan fijado restricciones de desplazamiento. Asimismo, algunos gobiernos han impuesto restricciones a la hora de solicitar restituciones de inmuebles.
¿A qué está llevando esto último? En los alquileres con impagos, a buscar vías amistosas para negociar la deuda y llegar a un acuerdo. Los dueños de las viviendas están teniendo que buscar otras opciones para recuperar ingresos, mientras que los inquilinos están teniendo que buscar la forma de cumplir con sus obligaciones económicas.
Escenario difícil, aunque acompañado de buenas nuevas para el futuro. Recientemente se aprobaba la ley de Leasing con la que facilitar los alquileres con opción a compra en Guatemala. Una legislación que mira a la situación postpandémica en la que las familias guatemaltecas recuperen poder adquisitivo.
Bajada en ventas
Sin duda, otra parte muy afectada de este sector ha sido el mercado de compra y venta de viviendas. Generalmente, los alquileres resultan más asequibles y accesibles para quienes buscan hogar, pero si ya hay problemas ahí, es fácil entender que abordar una compra de un inmueble resulte todavía más problemático.
Y lo está siendo. De hecho, se ha registrado una importante bajada en la venta de viviendas e incluso en la venta de oficinas. El poder adquisitivo de las familias ha descendido drásticamente, y eso implica un mayor miedo a no poder hacer frente a los gastos que van ligados a la compra de una casa o un apartamento.
En diciembre de 2020, estudios revelaron que la facturación conseguida con ventas del sector inmobiliario habían bajado a un 40% respecto a las de febrero. Caída en picado la registrada en todo el territorio de Guatemala, que refleja perfectamente una realidad que está afectando a escala global.
¿Y en el sector profesional?
La otra parte es la profesional, y no en lo que respecta a vendedores o arrendadores, sino al alquiler o venta de locales y/o oficinas. En este sentido, el coronavirus también ha dejado una dolorosa huella, principalmente por el auge de todo lo digital y lo que va ligado a ello.
Huella que está afectando mucho a las inmobiliarias. Según el Banco de Guatemala, las pérdidas en ventas ascendían a los 141 millones de dólares en julio de 2020, creciendo todavía más en los últimos meses. Junto a ellas, se perdieron cerca de 700 empleos.
Una cara totalmente opuesta a la que se vivía a comienzos de 2020, con una demanda creciente de oficinas en suelo guatemalteco. Demanda que iba de la mano de un enorme desarrollo de viviendas en diferentes zonas y que fue detenida en seco a raíz de la llegada del COVID.
De un mercado que parecía empezar a saturarse hace un año, a uno que ahora está buscando la forma de mantenerse y poder crecer en el futuro. De cara a 2022, Guatemala prevé que la situación se estabilice y el sector inmobiliario retome su ritmo o, incluso, se potencie con la recuperación del poder adquisitivo de las familias y las empresas.