Los últimos datos aportados por el Instituto Nacional de estadística no dejan lugar a dudas, los españoles preferimos cada vez en mayor medida las hipotecas a tipo fijo. ¿Pero, realmente está justificada esta fiebre por el tipo fijo?
Los datos son demoledores. Tras cinco meses de crecimiento de la firma de hipotecas, progresivamente la relación entre hipotecas a tipo variable e hipotecas a tipo fijo se iba decantando a favor de estas últimas. Ya en los últimos dos meses se firmaban más hipotecas a tipo fijo que hipoteca variable, aunque la diferencia no era excesiva.
En el mes de julio se han batido todos los récords históricos, desde que se realiza la comprobación, en la relación entre las hipotecas a tipo variable y a tipo fijo, con una firma de estas últimas por encima del 68% del conjunto de las hipotecas concedidas.
Por qué estamos eligiendo hipotecas a tipo fijo
Casualidades en economía hay pocas, y en la comercialización de productos financieros generalmente menos. Si dos de cada tres hipotecas firmadas en el mes de julio lo fueron a tipo fijo, no debemos pensar en absoluto que estamos ante una casualidad. Y, con más probabilidad, deberíamos pensar en que estamos ante una modificación del paradigma de los préstamos hipotecarios.
Tenemos que retroceder un poco en el tiempo. Hace tan sólo dos décadas, las hipotecas a tipo fijo eran o “cosa de ricos” o un dato marginal dentro del conjunto de la firma de hipotecas. De hecho, porcentualmente, se firmaban más hipotecas mixtas que hipotecas a tipo fijo.
Los motivos eran sencillos de entender: en primer lugar, eran mucho más caras, la diferencia entre una hipoteca a tipo fijo y una hipoteca a tipo variable era abismal. Además, las condiciones de contratación resultaban más duras, y en general los plazos de amortización más cortos, cuando no, además, las comisiones más elevadas. El motivo era sencillo, la banca no deseaba la hipoteca a tipo fijo entendiendo en la hipoteca a tipo variable el producto estrella para la financiación de vivienda.
Si comparamos este marco con el actual, vemos que estamos ante un mundo nuevo. La diferencia de coste entre la hipoteca a tipo fijo y la hipoteca tipo variable está en mínimos históricos. Pero, además, las condiciones de acceso a los préstamos hipotecarios a tipo fijo han mejorado de manera ostensible, equiparándose a los de las hipotecas a tipo variable. Y esto también ha alcanzado a los plazos de amortización que se han igualado, hoy en día da lo mismo tipo fijo o tipo variable ya que los plazos de amortización son muy similares.
¿Estrategia comercial?
Si, pero con matices. Está claro que la banca ha elegido las hipotecas a tipo fijo como elemento a potenciar dentro de sus productos financieros. El sostenimiento de las hipotecas baratas, y la mejora de las condiciones de acceso a los tipos fijos dan fe de ello. Pero no podemos hablar sólo de una estrategia comercial, ya que la hipoteca tipo fijo era un producto con muy poca fama positiva.
Aunque falta por desarrollar de manera profunda la cuestión, es probable que estemos ante un paradigma de cambio en la forma de entender la adquisición de la vivienda. La pandemia, el confinamiento, el miedo a la pérdida de ahorro y a la ruptura de los mercados, está sin duda detrás de un nuevo modelo de adquisición de vivienda en el que aumenta el precio medio y se busca la estabilidad de una cuota constante.