La amortización anticipada total de la hipoteca es una operación interesante por cuanto liquida una de las deudas financieras más grandes a lo largo de la vida. Sin embargo, el momento elegido para la amortización no siempre tiene por qué ser el adecuado.
Vamos a tratar de entender si 2021 es un buen año para amortizar anticipadamente la hipoteca, o si, por el contrario, podría ser una mala idea siempre que emplearemos el capital en otras finalidades, como por ejemplo buscar rentabilidad a través de la inversión.
Por qué amortizar anticipadamente la hipoteca
La amortización anticipada de la hipoteca se genera buscando la reducción del impacto de la hipoteca en nuestras finanzas. Sin embargo, no siempre tiene porque ser un buen negocio desde un punto de vista puramente económico.
En general hay dos parámetros que siempre deberíamos tener en cuenta sobre una amortización anticipada total:
- La amortización anticipada total (y parcial) merece más la pena cuanto más cerca de la firma de la hipoteca se realice. Esto es porque, en un modelo de hipotecas basado en el sistema francés de amortización, es el principio de la vida de la hipoteca cuando más intereses se paga
- La amortización, total o parcial, es más interesante en momentos en los que los intereses de las hipotecas son elevados, tanto como para batir a la inflación
Estas dos herramientas nos van a permitir siempre poder valorar si realmente estamos haciendo una buena operación, desde el punto de vista económico. En un contexto de intereses bajos, y con la hipoteca cercana a su extinción. Desde un punto de vista puramente económico, tal vez no sea la mejor opción.
Sin embargo, en un contexto cercano a la firma de la hipoteca, en el que aún estamos abonando una buena parte de intereses, y si los intereses están altos, tanto como para batir a la inflación, es probablemente una opción muy rentable a largo plazo.
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¿Es 2021 un buen año para la amortización anticipada?
No una cuestión sencilla de responder. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que la alternativa a amortizar, sería buscar rentabilidad con el capital disponible para la amortización. Por tanto, aquí ya influye un elemento fundamental que es el perfil de riesgo que esté dispuesto a asumir la persona.
Si la alternativa a la amortización de capital es el producto de ahorro garantizado, por ejemplo, los depósitos, realmente no es muy interesante la rentabilidad que se va a obtener. Por tanto, puede ser perfectamente factible amortizar.
Sin embargo, si se concibe la búsqueda de rentabilidad como un ejercicio a largo plazo a través de diferentes herramientas. Teniendo en cuenta lo bajo de los intereses en las hipotecas, efectivamente puede ser un año más que adecuado para no amortizar y destinar el dinero a la inversión a medio y largo plazo.
Sin embargo, y esto es importante, los organismos bancarios y las autoridades monetarias europeas, apuntan a que el precio del dinero, y por extensión los intereses, va a comenzar a aumentar de manera notable a partir de 2022. Si esto se combina con una posible reducción de la inflación hacia 2023, si puede darse un escenario en el que la amortización sea lo adecuado.