Una pregunta que no nos hacemos casi nunca cuando colocamos dinero en un fondo de inversión o depósito, y sí, puede sonar un poco extraña; sin embargo, siempre que invertimos se lo estamos prestando a alguien y por esa razón es que recibimos un interés como pago a cambio.
Claramente, sin pasar por una entidad bancaria, podemos ver que nuestros ahorros son un excedente y que existen personas con proyectos que necesitan ser financiados. De esta manera podríamos prestarle lo que necesita para que nos lo devuelva en el momento en que vayamos a utilizarlo.
Sí, he explicado cómo funciona el sistema financiero de crédito y préstamo sin intermediarios, cosa que actualmente es cada vez más posible.
Sin embargo, en el mundo que existe hoy hay múltiples necesidades de financiamiento. Empresas que necesitan realizar mejoras, expandirse, lanzar nuevos productos; gobiernos que requieren realizar obras públicas y gente que necesita un crédito para comprar una casa, un coche o salir de viaje.
Ante estas demandas, los ahorradores simples y promedio como nosotros, no podemos hacer frente a las sumas requeridas de dinero. Por ello, sólo buscamos hacer crecer nuestro patrimonio para lograr metas futuras. De esta forma tenemos la oferta y la demanda de dinero, pero a través de una entidad financiera. ¿El precio? Una tasa de interés o un porcentaje de la empresa.
El papel de la banca es simplificar este proceso para que coincidan los oferentes con los demandantes.
No obstante, hay formas más directas de saber a quién le damos el dinero, y esto es, invirtiendo en la oferta pública de una compañía que se encuentre requiriendo un préstamo o buscando accionistas. Al final, con cualquiera de estos métodos, el inversionista obtiene un premio por su dinero, que puede ser una tasa o un porcentaje del valor de la empresa.
Volviendo al tema principal, las ventajas de que existan intermediarios financieros y mercados son que no sólo se reducen a la canalización de recursos sino que nos dan a todos los participantes certeza y acceso a múltiples opciones.
A la hora de invertir nuestro dinero tenemos que saber a quién vamos a financiar y cómo. En este sentido debo hacerme varias preguntas como por ejemplo si ¿quiero ser acreedor y cobrar una tasa o prefiero ser accionista y compartir los rendimientos? ¿Le presto al gobierno o a una empresa? Todo ello siempre buscando medir nuestros riesgos y el rendimiento que podríamos obtener.
Lo idea siempre sería hacer inversiones diversificadas en acciones, monedas o deuda, de múltiples empresas, gobiernos y países, a distintos plazos y con la liquidez que se requiera.
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