Desde estas líneas le dedicamos continuamente notas acerca de los problemas que enfrenta el planeta con respecto a la energía.
En medio de una crisis internacional que refleja signos preocupantes de desaceleración económica, inflación, aumento de precios, los Estados y bloques económicos se debaten frente a dos conflictos serios, la energía y los alimentos.
A medida que transcurren los días, el petróleo bate nuevos récords, y esto trae más de un inconveniente. Desde aquí hemos dedicado espacio en informar sobre otro tipo de fuentes de energía que pueden resolver la escasez de este producto, con menores costos económicos y ambientales.
Pero no solo nos preocupa a nosotros, la Unión Europea está estudiando una medida polémica, pero necesaria, la obligatoriedad de ahorrar un 20% de su consumo energético en 2020 respecto al nivel del año 2000, algo que reclaman organizaciones ecologistas como Greenpeace.
Ante esta prepuesta, impulsada por las ONG´s, el ministro de Ecología de Francia, Jean-Louis Borloo, ha afirmado que el fijar objetivos obligatorios podría ser «una buena idea», al menos, en algunos ámbitos concretos. Los Veintisiete se han propuesto la utilización de electricidad y el hidrógeno renovables en transportes.
Según la ONG, esta medida tendrá como consecuencia «evitar la emisión de 32 toneladas de CO2 al año, cerrar 25 centrales eléctricas de tamaño medio y ahorrar entre 3.000 y 5.000 millones de euros».
Sin embargo, los funcionarios no solo estudiaran esta iniciativa, sino que se propondrá con vistas al futuro la reducción del consumo en aparatos eléctricos en modo ‘standby’.
Lo interesante de estas políticas que se intentarán cumplir, es que un estudio oficial de la CE, sostiene que si se aplica el plan de reducción de consumo en hogares y oficinas se podrá ahorrar unos 30 teravatios al año en toda la UE, el equivalente al consumo anual de Hungría.