Señores, ¿hay crisis?, si, por supuesto, aunque en medio de la hecatombe y la especulación, Caja Madrid ha entrado de lleno en el negocio de la banca corporativa en los países emergentes de Europa.
La caja madrileña ha abierto una oficina de banca corporativa en Viena, desde la que espera alcanzar un volumen de activos de 1.500 millones de euros en cuatro años, y así conquistar Europa Central y del Este.
Caja Madrid apuesta por un mercado estratégico con fuerte potencial de desarrollo, que en una primera fase se centrará en Polonia, Hungría, República Checa, Rumania y Bulgaria.
Las empresas españolas que han entrado en esta región, invirtieron cerca de 10.000 millones de euros el ano pasado. Entre ellas se encuentran las grandes constructoras, Telefónica, Iberdrola, Unión Fenosa e Inditex.
Así, Caja Madrid ofrecerá, financiación a empresas con intereses en una zona carente de infraestructuras, valorado en 179.000 millones de euros, y en la que ha identificado 120 empresas europeas a las que puede dar servicio.
Matías Amat, director general de Negocio, afirmó que “Tenemos ilusión por esta oficina porque es la primera de toda la banca española con enfoque de banca corporativa, en un área que tiene gran potencial de crecimiento y de recepción de empresas”.
La caja madrileña intentará aprovechar su experiencia en la financiación de infraestructuras que ya ha exportado con éxito a Latinoamérica, y no descarta la adquisición de una entidad local a medio -largo plazo.
Con la nueva sede de Viena, Amat calcula que la oficina será rentable en dos años, en los que espera captar un negocio de entre mil y 2.000 millones de euros.
Un nutrido grupo de empresarios españoles, entre los que se encuentran presidentes y altos directivos de Indra, Fenosa, FCC, y los vicepresidentes de Mapfre y NH.