A partir del domingo, comenzará el verdadero cambio de horario para España afrontando la primavera que llegó el pasado lunes. En dicho momento se adelantarán los relojes y el anochecer se retrasa una hora.
Este evento es querido por muchos habitantes y repudiado por otros tantos, ¿a qué se debe esta desigual posición?
En España tendremos que adelantar el horario este domingo. Más precisamente, a la madrugada, a las dos habrá que poner las manecillas en las tres.
Y las quejas vienen por parte de los que madrugan, que aunque sea primavera, siguen despertándose de noche y muchos padres porque desajusta el horario a sus hijos. Asimismo, otros se molestan porque el próximo domingo tendrá solo 23 horas y unos cuantos porque consideran que no sirve de nada.
Pero el tema aquí no es dormir o no dormir, sino que la hora se cambia fundamentalmente para ahorrar energía. Proveniente desde la crisis del petróleo de la década de los setenta momento en el cual se empezó a generalizar el cambio de hora en los países más desarrollados.
El fin de este cambio es adaptarse a los cambios de luminosidad y usar menos la electricidad al aprovechar mejor la luz natural. Entonces, ahí surje la duda: ¿el ahorro de energía compensa los trastornos?
Pues bien, el potencial de ahorro en iluminación en España es de un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros. Del total, 90 millones correspondería a los hogares españoles, lo que supone un ahorro de seis euros por hogar; los otros 210 millones de euros restantes se ahorrarían en los edificios del terciario y en la industria.
Pero, lógicamente, no basta con cambiar el reloj, sino que además se debe tener un comportamiento responsable y prescindir de la iluminación artificial cuando no es necesaria.
Sin embargo, nos guste o no, estemos o no de acuerdo, en España el cambio de hora es obligatorio. Esta normativa data de 1981 y se ha ido renovando cada cuatro años, pero en 2001 se decidió que tuviera carácter indefinido.
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