En una medida que traerá polémica seguramente, desde el Ministerio de Trabajo e Inmigración, se anunció que el Gobierno pretende reducir pasando de 100 a 30 días lo que se denomina periodo de gracia, que poseen los parados a la hora de rechazar los cursos de formación o incluso las ofertas de empleo tras estar inscritos en los servicios públicos de empleo.
Esta medida se enmarca dentro de las políticas activas de empleo, por lo que se pretende evitar los periodos largos en los parados que poseen para aceptar o no una oferta laboral. Es por ello que se busca reducir los 100 días a 30 días, pudiendo impulsar al desempleado a que cuanto antes busque empleo y formarse en cursos en el antiguo Inem.
Se pretende imponer un castigo para aquellos que no terminen aceptando una propuesta laboral o de formación, ni itinerarios en ese caso se le negaría la prestación por desempleo. Para ello el Ejecutivo introducirá dichos cambios en el texto que forma parte de la reforma laboral. Claro que también se evita acusar a los parados de haraganes y que por eso es tan alta la tasa de desempleo.
Por muy duro que suene el castigo para aquellos que rechacen ofertas o no se formen, también se debe ver que existen parados de larga duración y al implementar este tipo de políticas se busca que si el paro no se frena al menos los desempleados no tengan un largo periodo de tiempo sin trabajar por diferentes motivos.
Desde el grupo socialista han presentado la enmienda a la reforma laboral, la que se basa principalmente en exigirles a los desempleados a aceptar cursos o actividades de motivación e inserción laboral a partir del primer día que estos cobren su prestación por desempleo en caso contrario se les impondrían un castigo como es la pérdida de la prestación si rechazan ofertas laborales o cursos en los 3 primeros meses.
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