Cómo aumentar la productividad en una empresa
Muchas son las estrategias que una empresa puede poner en marcha para aumentar su productividad. Estrategias con nombre, como el downsizing o el outsourcing. Es un tema complicado, ya que cada empresa tiene unas características diferentes y no todas las estrategias son igual de efectivas en un sector u otro. Por este motivo, ante problemas de productividad, siempre es mucho más recomendable ponerse en contacto con profesionales como una consultoría. En una consultoría se encargarán de estudiar minuciosamente nuestro caso para poder ofrecernos soluciones adaptadas. Aún así, hoy queremos hablaros de qué soluciones o estrategias son las más recomendadas para aumentar la productividad de una empresa.
Digitalización de las empresas: el darwinismo digital
Desde la consultoría Englobally Latinoamérica, una consultoría con una amplia experiencia en asesorar a grandes y pequeñas empresas, nos proponen una serie de estrategias que pueden ser de mucha utilidad cuando se intenta aumentar la productividad. La más importante es, sin duda, la digitalización.
Digitalizar una empresa es reinventar una organización de la misma a través de la tecnología. No sólo se trata de incluir herramientas tecnológicas que puedan aumentar la eficiencia, también hay que trabajar en reorientar el modelo de negocio e incluso actualizar hasta la cultura empresarial.
Entra en escena la idea del darwinigmos digital, o lo que es lo mismo, la supervivencia no dependerá ni de la fuerza ni de la inteligencia de una empresa o empresario, más bien de su capacidad de adaptación y no podemos negar que estamos en un mundo en el que la digitalización es lo normal.
El downsizing
¿Qué es esto del downsizing? Muy sencillo, reducción de plantilla de una empresa. Una decisión dura pero que en ocasiones es la única manera de poder sobrevivir e incluso de alcanzar objetivos empresariales. Se trata de optimizar los sistemas de trabajo con una reestructuración en la organización de la empresa, algo que pasa inevitablemente por un ajuste de plantilla con el único fin de aumentar la competitividad de esa empresa.
Es importante saber diferenciar entre dos tipos de downsizing. Por un lado tenemos el downsizing reactivo, o lo que es lo mismo, una reestructuración empresarial frente a una eventualidad desfavorable en el mercado. Una reducción de plantilla como respuesta a un momento puntual que no permite hacer un estudio ni análisis previo. Esto, inevitablemente, se traduce en malestar en el trabajo y ciertos periodos de crisis interna.
Por otro lado, tendríamos el downsizing proactivo. Es una reorganización que se realiza de manera anticipada con el fin de que la empresa pueda adaptarse a los posibles cambios en el mercado, intentando por todos los medios aumentar la competitividad de la empresa ante estas futuras situaciones. Aquí sí encontramos un análisis previo, una evaluación del equipo, así como acciones estratégicas para crear nuevos organigramas en todos los niveles de la empresa.
El outsourcing
Esta estrategia implica la externalización de parte de la actividad de una empresa, o lo que es lo mismo, subcontratar una empresa externa par aque gestione algunas funciones complementarias a nuestra actividad principal. ¿Es buena estrategia? Lo cierto es que en muchas empresas sí, pues de esta forma pueden optimizar otros servicios centrándose en mejorar aspectos clave de sus negocios.
La subcontratación de servicios tiene algunas ventajas para determinadas empresas, que pueden ver aumentada su productividad de manera bastante importante. Ahora bien, todo ello dependerá de las características del negocio y de la aplicación que se haga de la externalización.
El toyotismo
El toyotismo es un sistema de producción que se aplicó por primera vez en la famosa empresa Toyota. Hay que recordar que hasta ese momento, la producción en masa era lo que más se veía en las empresas. Es posible que actualmente también nos encontremos con este tipo de producción. No obstante, el «just in time» en el que se basa el toyotismo puede tener sentido en determinadas empresas de menor tamaño.
¿Pero qué es exactamente? Se trata de producir únicamente lo necesario y en el momento que se requiere, es decir, cuando hay pedidos. Es una forma de optimizar el proceso productivo que quizá sea más apropiado para las pequeñas y medianas empresas.
Solo se fabricarán los bienes que se soliciten evitando la sobreproducción y restando gastos en almacenaje. ¿Da buenos resultados? En muchas empresas sí, pues se incentiva el trabajo en equipo en lugar de la labor aislada, hay una alta rotación de empleados para que aprendan a desarrollar diferentes tareas y buscando el empleado multifucional, el que puede usar y trabajar con diferente maquinaria.
Además, si se reducen costes de almacén, las empresas pueden ofrecer el producto a un precio menor, algo que podrá hacerlos más competitivos.
Tenemos que destacar nuevamente que estas son sólo algunas de las estrategias más conocidas a la hora de aumentar la productividad en una empresa, pero son muchísimas y por eso siempre es recomendable que una consultoría realice una auditoría para poder ayudarnos.