Los llamados créditos dudosos en nuestro país siguen representando el 13,38% del volumen de crédito concedido. A pesar de haber disminuido ligeramente sigue tratándose de una cifra enorme. Sin embargo, detrás de los datos de morosidad se esconden otras cifras y realidades como la del crecimiento del número de familias españolas en situación de sobreendeudamiento.
No solo es la antesala de la morosidad sino que en el peor de los casos se convierte casi en un modo de vida en el que la deuda es lo cotidiano. El sobreendeudamiento no es un fenómeno simple de resolver pero existen recetas para tratar de paliarlo, veremos a continuación algunas de ellas.
¿Cuándo estoy sobreendeudado?
Este punto es muy interesante ya que se entiende a considerar del mismo modo un proceso puntual de sobreendeudamiento que el punto de no retorno que significa la morosidad.
Sobre el papel, mejor o peor, el sobreendeudamiento puede incluso llegar a sostenerse durante cierto tiempo, a partir de productos como créditos o tarjetas, sin embargo a corto y medio plazo es insostenible, pero puede ser reversible o paliado.
Se entiende por sobreendeudamiento cuando el conjunto de los ingresos y patrimonio de la unidad familiar no llega a cubrir la suma de gastos de las necesidades básicas y las obligaciones de pago para que éstas no continúen aumentando. Generalmente, y para sorpresa de muchos, cuando el total de deuda viene a superar el 40% de la renta familiar ya se considera una situación de riesgo para el sobreendeudamiento.
Existen escenarios muy diversos que pueden llevar a una economía doméstica al sobreendeudamiento, desafortunadamente en la realidad actual de nuestro país el principal motivo tiene que ver con la ausencia de trabajo, el agotamiento de los recursos propios, el acceso a productos crediticios y la no posibilidad de devolución final de los mismos.
Plantando cara al sobreendeudamiento
Cuando ya nos encontramos en una situación de riesgo claro es obligatorio aplicar medidas. Estas medidas en lo posible ya debieran haber sido aplicadas. Algunas de las cosas que podemos hacer no serían recomendables en otras circunstancias, pero, debemos recordar que estamos ante un proceso excepcional que pueden concurrir en la bancarrota familiar, por ello buscaremos todas las opciones a nuestra mano.
Trabajar sobre la hipoteca: aquí está una de las claves, generalmente las hipotecas representando los rasgos principales de la economía doméstica y por tanto se debe trabajar sobre ellas de manera inmediata.
Una de las cuestiones básicas es tratar de realizar una renegociación favorable del producto hipotecario. Independientemente de que lo anterior se logre o no en lo que a intereses y gastos se refiere, la opción de la ampliación de plazos de la hipoteca es otra herramienta. Debemos saber por supuesto que ampliar los plazos supone directamente acabar pagando más, sin embargo, puede suponernos una reducción de cuota sensible.
Trabajar sobre la deuda: los productos de reunificación de deuda pueden ser más o menos aconsejables en este tipo de situaciones. En cualquier caso cuando estos productos asocian también en la reunificación a los créditos hipotecarios suelen adquirir un carácter no tan atractivo. La deuda no hipotecaria y agrupada en un único producto favorable es una opción interesante. Probablemente la propia entidad tendrá tanto interés como usted en este agrupamiento, es cuestión de encontrar el producto que se ajuste mejor.
Como recurso último existen entidades que ofrece el reagrupamiento de deuda global en un único producto. Se trata de una propuesta que a la larga resulta muy cara por lo que debe ser estudiada profundamente.
Agrupar tarjetas: del mismo modo que lo anterior agrupar tarjetas es una necesidad del usuario en proceso de sobreendeudamiento. En las tarjetas se encuentra uno de los gastos por comisiones más altos de las economías domésticas, se hace por tanto necesario revisar a fondo el uso de tarjetas e incluso dar de baja aquellas más caras y contratar nuevos productos.
No descubiertos: otro gran enemigo de la economía doméstica y aliado del sobreendeudamiento. El descubierto general intereses que puede llegar a rondar el 25%, debemos controlar la entrada y salida de gastos e ingresos de nuestras cuentas para no generar estos números rojos tan peligrosos.
Control y agrupamiento de seguros: en muchas ocasiones nos encontramos sobreasegurados, poseemos seguros duplicados e incluso innecesarios y no acordes a nuestros perfiles. Una buena revisión de nuestros productos de aseguramiento puede suponer una reducción del gasto.