Se sabe que, al igual que cada hogar, también cada cabeza es un mundo y cuando hablamos de pymes estamos frente a una frase muy precisa. En este sentido, destacamos que todas las empresas son distintas; pero cuando vemos a las pymes, sea por sus especiales características, estructura y constitución, cada empresa es un mundo determinado y se diferencia en relación con el tipo de dueño o responsable de sacarla adelante.
Existen varios tipos de empresarios, pero sin dudarlo, el más beneficioso para una pyme es el Profesional. Cuando hablamos de este tipo de individuo parece que vemos que ha nacido para hacer negocios, dado que posee un afinado instinto empresarial y busca permanentemente nuevas oportunidades de desarrollo.
Por otra parte, el ser profesional lleva a tener una vida organizada y estratégica de manejar el negocio, por lo que cree e invierte en la planeación y sabe si es suficiente o no.
Por el lado del sector financiero, este perfil se involucra fuertemente, y por ello está atento a los productos y servicios de diferentes bancos, y busca constantemente obtener lo mejor de cada uno.
Asimismo, es una persona exigente y perfeccionista consigo mismo y con los demás, lo que se refleja en las dinámicas laborales y el clima de trabajo, e impacta en la productividad.
Para ser un empresario profesional se debe tener visión a futuro, mediante la planeación, educación y capacitación dentro de la organización.
Adicionalmente, mantiene una relación con su empresa, que lleva a conocerla perfectamente en cuanto al proceso productivo, así como su esfera más próxima de mercado. Para mantener una buena relación con ella, posee una visión amplia del contexto general del mercado nacional e internacional, lo que le permite tomar decisiones estratégicas y exitosas.
En resumen, el empresario profesional se puede resumir en los siguientes puntos:
- Correr riesgos calculados
- Nunca se posee suficiente
- Toma decisiones colegiadas
- No ejecuta lo que no le incumbe
- Delega
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