Muchas personas, ahorrar durante unos cuantos meses para poder hacerse un pequeño viaje en los meses de verano. El ahorro está creciendo poco a poco, y también aumentando el consumo de las familias. Pero en determinadas ocasiones, ese ahorro no da para tanto, y muchas familias, van a sus respectivos pueblos y ciudades, en vez de elegir un sitio de playa, o simplemente se quedan en casa. Por este motivo, se ha puesto muy de moda eso de «compartir cosas» con desconocidos.
Últimamente, una de los mayores éxitos en cuestiones de viaje, ha sido compartir tu coche para realizar un viaje, y así compartir los gastos. A menudo se ha tachado de esta práctica como desleal, hacia los medios de transporte, ya que supone una bajada de la demanda y la pérdida de clientes. Pero, en realidad es como si viajaras con un amigo y lo que se paga no está en ningún contrato, por esto demostrar su ilegalidad es casi imposible. Además de compartir los coches, ha nacido la posibilidad de compartir la casa.
Para todos aquellos que no pueden irse de vacaciones, el intercambio de su casa en la ciudad, por la de otra familia en primera línea de playa, es sin duda, una de las opciones más económicas, pues los gastos serán prácticamente los mismos que si estuvieran en su casa, es decir, los de alimentarse, y sobe todo teniendo en cuenta que el alojamiento es lo más caro.
Además no solo existe el intercambio. Algunas personas, ofrecen habitaciones en sus casas e incluso hacen de guías turísticos y de anfitriones con personas totalmente desconocidas. El funcionamiento es igual que las webs de compartir coche. Los usuarios, tanto los que buscan alojamiento como los que ofrecen se registran en la página web, y pueden ver los comentarios d esotros huéspedes. Una de ellas es couchsurfing, y está presente en más de 100.000 ciudades de todo el mundo. y ya tienen 7 millones de miembros que están repartidos por toda la geografía mundial.
Por supuesto este tipo de prácticas tiene multitud de ventajas, la primera el ahorro de dinero, pasando por la creación de nuevas amistades. Y como cosas negativas, el desconocimiento de saber si saldrá bien o mal, o por ejemplo la imposibilidad de reclamar.