En el mundo en que vivimos existen muchas formas de competencia desleal en diferentes ámbitos, pero lo que une a estos ámbitos es que existen ciertos puntos de coincidencia si tomamos en cuenta que se basan en prácticas contrarias a las bases de la honestidad y la buena fe. Pueden ser realizadas en materia de industria y de comercio, más allá de cual sea el sector en concreto, puede ser competencia desleal en el deporte, en la economía, o entre empresas.
En concreto, cuando decimos que existe una competencia es desleal o bien es anticompetitiva, nos estamos refiriendo a que alguna de las partes involucradas está realizando una actividad de honestidad dudosa. Básicamente se trata de obtener un beneficio propio en desmedro del mercado del competidor, tratando de eliminar la competencia sin importar el coste ni las formas.
No obstante en las prácticas que se puedan llevar a cabo, no siempre es así y deben cumplirse ciertos requisitos para considerarse a una competencia como desleal. Pongamos como ejemplo, el que se requiere que se cumplan ciertos ámbitos de aplicación, como son el territorial, el objetivo y el subjetivo. Es decir, que las empresas estén abocadas al mismo territorio geográfico, otorgando un producto similar o de igual ramo, y a un nicho coincidente.
Entre las actividades llevadas a cabo como competencia desleal encontramos a las más frecuentes:
- Dumping o venta a pérdida: vender debajo del costo.
- Engaño: mentir acerca del producto a la venta.
- Denigración: información falsa acerca de la competencia y sus productos. Muchas veces suelen recaer en la comparación de productos con los de la competencia, lo cual está prohibido en muchos países.
- Confusión: parecerse a un competidor para jugar con la imagen ante el consumidor.
- Violación de secretos: adquisición de patentes por medio de espionaje, o divulgación de secreto industrial.
Estas prácticas están prohibidas en España por la ley 3/1991 de Competencia Desleal. De esta manera, se genera una protección del mercado de bienes y servicios y, asimismo, se ampara al consumidor, que en definitiva, es uno de los perjudicados por el abuso de estas cuestiones.