Ya hemos dado un anuncio sobre qué era una crisis y por qué ocurría. Además, pudimos ver algunos efectos de esta última crisis y de algunas pasadas como ejemplos a lo que estábamos explicando. A su vez, también pudimos ver cómo se desataba el miedo con la caída de Irlanda, y los problemas relucientes de España, que parecía llegar a su pozo más profundo.
En esta ocasión, quería hacer un relevamiento de las consecuencias que se vieron en esta última crisis y un añadido de los tipos de consecuencias normales de cualquier crisis.
En nuestro país, España, el efecto primero de la crisis, aunque parezca absurdo (sabemos que no lo es), es un aumento de los robos de comida en supermercados. No es sólo en España, recuerdo muy bien en el año 2002 en Argentina, oleadas de saqueos por todos los pequeños almacenes y supermercados de barrio.
Asimismo, otra de las principales consecuencias de la crisis sobre la economía es un fuerte crecimiento del desempleo. Por ejemplo, en el año 2008 un gran número de empresas presentaron expedientes de regulación de empleo (EREs), que podemos enumerar gracias a la información que brinda Wikipedia:
- Bridgestone (2.463 empleados)
- Burberry (250 empleados)
- Delphi (800 empleados)
- Iveco (1.000 empleados)
- Marina d’Or (214 empleados)
- Nissan (1.500 empleados)
- Ono (1.300 empleados)
- Ryanair (800 empleados)
Es de destacar que, durante la última crisis, lo inmobiliario fue lo primero en caer, y por ello, el sector de la construcción fue y es uno de los más perjudicados. Sumado a esto, muchas empresas se vieron dentro del estado de cesación de pagos, previo a la quiebra. Y no pocas pasaron a este escalón de debacle directamente.
Otra de las víctimas en España, fue el sistema financiero. Con los impagos de muchas empresas y particulares, unido a la “excelente” gestión bancaria, las entidades financieras, en su mayoría, debieron ser intervenidas por parte del Estado.
Fueron unos días donde el Fondo de Reestructuración de Ordenación Bancaria (FROB) tuvo mucha actividad, y aún mantiene en gran parte su gestión.
Sin embargo, ocurrió un hecho de esta última crisis que no sucedía hace tiempo. Estoy hablando de la guerra de divisas. Si bien nunca se llegó a declarar oficialmente, las señales fueron muy claras, con muchos países rebajando su cotización en busca de ventajas competitivas, y así facilitar la exportación que ayudarían a salir de la crisis.
Dije que hacía mucho que no ocurría, porque también hubo una guerra comercial durante la Gran Depresión, iniciada por Estados Unidos y Gran Bretaña. En esta ocasión es China quien podría corregir el problema apreciando su moneda.
Para ir cerrando, otras consecuencias de las crisis, por ejemplo, pueden citarse a un aumento del precio del dinero. Esto se debe a que la industria bancaria pierde mucho dinero y esas pérdidas hacen que los bancos busquen la forma de recuperarlo. Así, se verá un incremento en las tasas de interés, en los honorarios y las penalidades que cobran.
A su vez, se reducirá la inversión, por la expectativa de que los consumidores van a gastar menos dinero a causa de la falta de crédito y la incertidumbre.
Para terminar, si las empresas producen menos, la cadena sigue y afecta a que no se necesitarán tantos empleados. Por eso es que siempre, el primer resultado es que veremos también un incremento en la tasa de desempleo a continuación de una crisis.
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