Nunca puede haber un almuerzo gratis, pero es cada vez más difícil de encontrar incluso una comida barata.
Los precios de los alimentos han aumentado de manera constante y experimentaron un importante crecimiento entre 2005 y 2008. Los precios promedio mundiales del arroz aumentaron en un sorprendente 217%. A mediados de 2008, los países comenzaron a restringir las exportaciones, lo que refleja las preocupaciones sobre la seguridad de su propia alimentación interna. Con la crisis, la cantidad de ganado se redujo, lo que refleja una demanda más débil de la carne.
Los puntos donde radica el incremento de los precios de los alimentos son cuatro. En países densamente poblados como China, India y Brasil, que se vuelven más ricos, la demanda de la carne y los lácteos se dispara. Además, un aumento de la riqueza alienta a la apertura de más supermercados, donde las personas son más proclives a gastar su dinero en una gama más amplia de productos. También, el crecimiento de la población, la urbanización y el aumento de los ingresos, lleva a mayor consumo de alimentos de calidad superior. Sobreviene la escasez y los precios se adaptan al alza.
El aumento de las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos hacen que sea difícil predecir las cosechas en países productores de alimentos. Asimismo, al ocurrir uno de estos, los precios se disparan por la escasez.
La causa final de los precios de los alimentos es el aumento del costo de los insumos: energía, tierra, semillas y fertilizantes. Como el precio del petróleo aumenta, hace que el costo de la maquinaria, el precio de los fertilizantes de nitrógeno y el costo de envío lo acompañen.
Al entender los factores globales de los precios de los alimentos modernos, es evidente que hay pocas posibilidades de que su costo vea una disminución. Añadir a esto el aumento de los costos de comercialización y transporte. «Cada día tenemos noticias de los fabricantes de que los precios están subiendo«. Lamentablemente, comer cuesta caro.
Fuente: Mint