Cuantas veces hemos escuchado de las predicciones de Nostradamus y sus aciertos y errores, aún así se lo respeta, pero en el mundo de la economía quienes se atreven a jugar al Nostradamus suelen quedar mal parados y en algunos casos, son objetos de burlas por sus desaciertos. Y quienes suelen acertar sobre alguna crisis o sismo económico o la Gran Depresión, más allá del acierto, pueden quedar como sabios tardíos, ya que cuando se descubre que tuvieron razón, el hecho ya está consumado.
Que sería de aquellos que hubieran acertado quienes liderarían el ranking de economías mundiales o de la crisis griega o la actual marcha de los países emergentes o de la economía mundial, seguramente tendrían su prestigio bien ganado.
Un claro ejemplo de ello, es lo sucedido hace algunas unas décadas, cuando muchos términos económicos que son habituales hoy día, como hedge funds, no eran objeto de preocupaciones. El economista Melchior Palyi ya había predicho las principales causas de la crisis financiera que se dio entre 2008-2009, llegando a ser tan preciso en sus datos, que hasta el mismo Nostradamus se pondría celoso de tal exactitud.
Muchos creen que los actuales problemas que se dan, son por decisiones recientes, pero si se mira hacia atrás, existen algunas causas que han influido en la actual situación.
Durante 1936, cuando se daban las reformas de la Ley de Bancos, en Estados Unidos, exigió que aquellos bancos que fueran regulados por parte del gobierno, no deberían contar con valores cuya calificación de grado de inversión no fuera hechos por dos agencias como exigencia mínima.
Es así que, el Gobierno puso en marcha un amplio proyecto en el que formaban parte varios expertos pertenecientes a la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, provenientes de la Oficina Nacional de Investigación Económica y la Administración de Progreso de Obras, los que tendrían la tarea de llevar a cabo un estudio para encontrar un método eficaz de utilizar las calificaciones crediticias de por ese entonces.
El papel del economista Melchior Palyi, por esos años impartía clases en la Universidad de Chicago, era de los que no creía en dicho sistema, apoyándose en el estudio de datos de la década del año 20, a través de lo que pudo descubrir que ciertos bonos que tuvieran grado de inversión finalmente ingresaban en cesación de pagos a un ritmo realmente preocupante y en especial durante el mismo año en el que recibían la calificación. Una de sus conclusiones era que los banco que se dejaran llevar por esas nuevas normas, acabarían con un tercio del portafolio de bonos ingresando en cesación de pagos.
Ante ello, Melchior Palyi recomendaba el cesamiento total de la publicación de calificaciones de crédito, lo que pretendía evitar era que a través de las nuevas normas la responsabilidad de la seguridad crediticia desde los bancos, fueran a parar a las calificadoras. Debiendo ser transferida otra vez a otros, según el a los contribuyentes.
Por lo que para Palyi, la liquidez se la reemplazaba por una especie de transferibilidad, siendo un nuevo tipo de riesgo y que a futuro traería consecuencias catastróficas.
Los mismos expertos que les tocaba la tarea de estudiar la mejor forma de llevar a cabo dichas calificaciones sobre los bonos, decidieron modificar la forma de calcular la manera en que se movían los valores con grado de inversión.
Ya en 1943, lograron llegar a un promedio que increíblemente lograba mejorar el historial de las calificadoras de crédito, algo que realmente representaba una excelente noticias.
Según las calificaciones crediticias, a dichos del economista Lawrence White, estas fueron respaldas en su actuación por diferentes tipos de leyes con el correr de la historia, ya que a partir de los años 30, se han podido contabilizar más de 150 leyes y regulaciones con la finalidad de exigirles a los bancos, las firmas de corretaje, las aseguradoras, planes de pensiones y a los fondos de mercado de dinero, el tener valores que fueran considerados de grado de inversión por parte de las agencias de calificación, lo que llegado el momento siguiendo la teoría de Palyi, podría llegar a ser fatal.
Algo que sucedía una vez pasada la crisis, cuando las calificadoras de riesgo más sobresalientes como son Fitch, Moody’s y Standard & Poor’s, llevaron a cabo una serie de medidas con la finalidad de mejorar la transparencia, así como la confiabilidad de los análisis que realizarán cada una, llegando a que las calificaciones no deberían representar la principal alternativa para decidir una inversión.
Aunque la actual ley de reforma financiera si bien achica la importancia de las calificaciones de crédito en cuanto a la regulación, no las termina eliminando como algunos desearían. A todo esto basta decir que aunque sea tarde para darle la razón, en cuanto a la crisis financiera de 2008, Melchior Palyi tenía razón.
Fuente: The Wall Street Journal
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