La bolsa es un mundo a veces indescifrable dirían los que poco entienden sobre el sistema bursátil: “una lotería” es lo que muchas veces escucho en los pasillos.
A todos ellos, le voy a responder que nada en la economía es azar, o bien, todo evento es precedido de algún anuncio que lo genera, y no por suerte del destino que lo crea.
Ahora bien, como ahorrista simple que solo quiere que su dinero no pierda poder adquisitivo, y a la vez, ganar unos euros capitalizando, no podemos dejar pasar toda noticia que se relacione con los valores que tenemos comprados en la Bolsa. Sin embargo, si usted es un inversor, o mejor dicho, los euros que coloca lo hace no para ahorrar, sino para correr un mayor riesgo y con ello buscar una mejor rentabilidad, tendrá dos caminos a tomar:
- El camino del largo plazo, el inversor tranquilo que planea movimientos lentos y a futuro
- El camino del corto plazo, el inversor especulador que proyecta sobre los cambios en el mundo de las finanzas
Justamente esta nota va dedicada a todos aquellos que eligen la opción número dos, los especuladores. Algunos podrán tenerla a esta palabra como en el diccionario de las prohibidas, o aquellas que son tabú en el mundo de la economía. Se la relaciona con un mal hacia el sistema productivo, pero no siempre es así.
Normalmente, los especuladores buscan comprar por ejemplo, un contrato de futuros cuando creen que el precio va a subir o bien quieren venderlo cuando creen que el precio va a bajar. Este es un ejemplo más que clásico en el mundo bursátil, y el más común se representa con el del mercado de futuros.
Primero que nada, ¿qué entendemos por especulador? Básicamente, es un operador que utiliza instrumentos financieros y valores de bolsa para sacar partido de las variaciones de precios, por ejemplo, de la materia prima subyacente que el mercado de futuros cubre.
Si está dentro del mercado de futuros, el especulador trata de comprar contratos de materias primas que consideran que van a incrementar su valor y de vender los que creen que van a disminuir de valor.
Ahora viene otra pregunta mucho mejor, ¿Especular es invertir? ¿Conviene ser especulador o inversionista?
Preguntas que serán casi imposibles de responder, porque dependen de cada inversor de cada ahorrista y de cada corredor de bolsa. Es destacable que si no existiera la especulación, los mercados financieros perderían la gracia, dado que es la clave que abre oportunidades para los que en verdad saben invertir. Con esto queremos decir que, por ejemplo, si una empresa está muy mal financieramente, pero sabemos que puede resurgir, tanto por ayudas públicas o inyecciones de liquidez, capaz será el momento de hacerse con sus acciones que están infravaloradas (o valuadas por un hecho fuera de lo económico), para cuando las operaciones empiecen a recuperarse, los valores recobren su anterior posición, y hacer diferencias.
Entonces, no era malo especular, sino que es solamente actuar con base en expectativas. A veces es sólo seguir rumores, y por ello es más arriesgado a la posibilidad de ganancia, o pérdida.
Pero de ninguna manera es apostar. Si uno apuesta su patrimonio, lo perderá: Especular es invertir, de una manera más arriesgada. Nunca digamos que es azar, porque para ello, vayamos a Las Vegas y ahí sí, dependamos de una bola que gira en un círculo lleno de números (que pocas veces sale un número por azar…)
A continuación, algunos consejos para saber cuándo y cómo especular:
- Mente y cabeza fría: nunca tomar decisiones apresuradas, ni dejarse llevar por euforias o nervios, es preferible consultar a cualquier experto o broker.
- Cuidado con la avaricia: a veces es mejor conformarse con poco que perderlo todo. En esto realmente se parece al azar o al casino: hay que saber cuándo retirarse.
- Análisis técnico: utilizar herramientas fundamentales para decidir en qué momento tomar posiciones o en qué otro deshacerlas.
- Asumir pérdidas: saber que estaremos dispuestos a asumir pérdidas sin mayores problemas, como bien dijo Warren Buffet: “el que invierta en la bolsa debe estar dispuesto a ver caer su patrimonio hasta un 50%”.
- Tener objetivos y estrategia clara: utilizar los famosos «stop losses» para reducir el impacto de una decisión errónea. Salir a tiempo y abandonar, es muchas veces lo mejor.
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