Incluso al cierre del pasado ejercicio 2012, en el conjunto de la gran mayoría de análisis a corto y medio plazo, se seguía viendo la evolución BRIC (Brasil, Rusia, India y China) como un motor en forma de emergentes que presentaban tasas de expansión y crecimiento más que notables, y, que resultaban el general apetecibles para las compañías europeas, algo que por ejemplo podemos constatar en el caso de compañías españolas en relación a esos países.
Sin embargo, y transcurrido el primer semestre de de este año, aquellos crecimientos de dos dígitos, o peor aún aquellas sensaciones de crecimiento imparable, han sufrido un frenazo notable, los motivos son variados y complejos, y peor aún, generan muchas dudas sobre la recuperación de los impulsos de los últimos años.
Cada uno de los integrantes del acrónimo pasan por sus particulares trayectos de desaceleración, los motivos no son probablemente los mismos de unos a otros países, pero sin embargo los resultados están siendo similares.
Si tomamos por ejemplo a China como referencia, veremos que el crecimiento del PIB abandonaba definitivamente los dos dígitos en el primer trimestre de este año, para colocarse en el 7,5%, pero, peor aún, generaba el inicio de un debate cada vez más extendido, sobre la capacidad de este sistema financiero para absorber el crecimiento del país, cuestión sobre la que no pocos analistas comienzan a manifestar no ya recelos si no directamente preocupación extrema al considerar la situación generada como insostenible. Una buena medida de todo esto lo podemos encontrar sin ninguna duda en los retrocesos y movimientos de sus bolsas.
El caso de Brasil, es diferente pero podía ser una proyección presente de un futuro en el que los desequilibrios no se corrigen de manera correcta. Todos tenemos en la cabeza las imágenes de las manifestaciones que acompañaron recientemente la celebración de un evento deportivo futbolístico. La previsión de crecimiento de Brasil ha vuelto a ser rebajada en este caso hasta el 2,28% para este año, muy lejos de las cifras de crecimiento a las que nos tuvo acostumbrados en años anteriores, y con una política de inversiones públicas muy agresiva justificada en buena medida por los grandes eventos deportivos que va a albergar hasta el año 2016, pero presentando a la vez un equilibrio de crecimiento que se puede denominar de muchas formas pero no como balanceado, presentando una subida de los precios verdaderamente notable. Algo que en este caso también podemos notar de manera evidente si tenemos en cuenta el retroceso y la caída durante lo que llevamos de año del índice Bovespa.