En medio del brote de coronavirus, y aunque la posibilidad de nuevas epidemias y la contención potencial todavía existe, los observatorios de salud, multilaterales y económicos, parecen sugerir que las consecuencias pueden extenderse durante dos semestres consecutivos.
A diferencia de la recesión de 2008, el mercado inmobiliario no va a ser el más afectado hoy en día, por lo que, si estabas pensando en vender un inmueble, sigues teniendo la gran posibilidad. Ahora está más diversificado, con productos específicos y profesionalizado, pero tiene relativamente poco capital y depende menos de la deuda bancaria. Aunque la demanda se ha ralentizado repentinamente en la mayoría de los subsectores del mercado inmobiliario, cada uno de ellos crecerá de manera diferente: el comercio minorista y los hoteles han tenido un impacto sustancial y temporal, y la logística, las oficinas y la vivienda dependen principalmente del PIB, el desempleo y las pautas de consumo.
Sin embargo, lo que está claro es que el sector se enfrenta a un nuevo e imprevisto desafío de transición, en el que tendrá que aprender a responder y hacerlo de forma rápida y eficaz, a desafíos repentinos y operativos.
Reducción de los precios, pero sólo a medio plazo
Tras la recesión en la industria inmobiliaria y el hecho de que muchos trabajadores están desempleados, los alquileres y las tasas de compra de viviendas han bajado ligeramente y la economía se ha ralentizado en general. En las ciudades urbanas, muchos residentes, así como los estudiantes, abandonaron sus viviendas alquiladas, lo que provocó un aumento de la oferta, aunque la demanda estaba casi congelada. Esta condición no sobrevivirá con el tiempo, pero se espera que la industria se recupere en términos de volumen de negocios en «V», y que la segunda fase aumente algo más sostenidamente que la primera.
Esta lenta recuperación se debería principalmente a una caída temporal de la demanda. Por una parte, las perspectivas poco claras de empleo llevarán a una mayor reticencia a participar en el desarrollo de viviendas y en las solicitudes de hipotecas. Por otro lado, la compra de viviendas internacionales sería uno de los patrones de recuperación más lentos. Para contrarrestar este patrón y acelerar las compras fomentando la inversión, vemos una disminución marginal en las tasas de venta.
Oportunidades de la propiedad después de la crisis COVID-19
En este sentido de confusión, existen posibilidades de reinventar un mercado que a menudo se ha considerado rígido o que ha prestado escasa atención a la creatividad. Es muy probable que, entre otros factores, veamos mejoras decisivas en las siguientes direcciones:
Inversión en infraestructura y digitalización
La contención ha demostrado que la industria necesita ajustarse a los tiempos modernos. La sociedad se está desplazando hacia un modelo en el que lo único que hará la tecnología es: más teletrabajo, más visitas de los consumidores por videoconferencia, más visitas inmobiliarias de realidad aumentada, una enorme adopción de la firma digital, una mayor inversión en Big Data y otras innovaciones que llegarán al negocio más lentamente, como la inteligencia artificial o el aprendizaje automático, en definitiva.
Después de la pandemia, las redes ya digitalizadas serán las que mejor aprovechen este «nuevo mundo» y veremos una mayor participación de las empresas denominadas «Proptech» que ya proporcionan aplicaciones tecnológicas para la industria inmobiliaria, como soluciones de pago móvil, bancos automatizados, préstamos a multitudes, inmobiliarias de financiación a multitudes o incluso cadenas de tiendas.
La evolución del gusto de los compradores
La estrechez llevará a muchas personas a reconsiderar la calidad de la casa en la que decidan vivir y a cambiar hacia una casa más luminosa, más espaciosa, más automatización, más acceso a la red (IO) o incluso más espacio exterior.
Variación de los precios de compra y venta
Hasta ahora hemos visto aumentar los precios, aunque es posible que se modifiquen en función de diferentes factores: las medidas fiscales adoptadas por el Gobierno y la Unión Europea, el desempleo y los tipos de interés.
Cambios en los modelos de alquiler
Es probable que las casas de vacaciones se utilicen para alquileres a largo plazo, ya que el turismo se verá afectado por la crisis de COVID 19, en particular desde el extranjero.
Los bienes raíces como mercado de escape
En medio de la recesión económica mundial, el sector inmobiliario sigue siendo un refugio seguro para los consumidores, ya que no hay oscilaciones inesperadas que puedan existir en las industrias que están más estrechamente relacionadas con los cambios en los mercados bursátiles.
La diversificación
El advenimiento de nuevas modalidades de inversión, como la mencionada financiación colectiva de los bienes inmuebles, ayudaría a diversificar y también a reducir en parte los riesgos en vista de los probables efectos de posibles pandemias de inversión.
Las reformas que tendrán lugar en los próximos meses podrían representar un nuevo paradigma en el mercado inmobiliario que modificará su dinámica, como hemos conocido hasta ahora. Tal vez sea el momento de nuevas perspectivas de crecimiento y de enfoques creativos de la inversión en el sector inmobiliario.